El sistema e-Call funciona mediante un dispositivo instalado en el coche que, cuando se sufre un accidente, envía una llamada automática al número de emergencias 112 con la ubicación concreta del suceso. En los casos en los que los accidentados no pueden o no saben decir dónde están, esta tecnología permite reducir a la mitad el tiempo de respuesta de los servicios de urgencias, es decir, salvar vidas o reducir la gravedad de las lesiones.
La tecnología para implantar e-Call está lista y la industria ya ha acordado normas comunes para su uso, pero aún hay países de la UE que lo rechazan por su coste. Según la Comisión Europea, los accidentes de tráfico en Europa cuestan 160.000 millones de euros al año. Equipar a los coches con el nuevo sistema ahorraría 26.000 millones de euros y su coste sería de menos de 100 euros por vehículo.
La Comisión ha presentado una estrategia que se pondrá en marcha el año que viene, de modo que todos los vehículos nuevos de Europa dispongan de este servicio automático de emergencias en 2014. La medida se propuso hace tiempo de forma voluntaria, pero la respuesta de los países ha sido desigual y, de hecho, ningún país de la UE lo ha implantado todavía.
La Comisaria de Sociedad de la Información y Medios de Comunicación, Viviane Reding, asegura que «a escala comunitaria, gracias especialmente al apoyo constante del Parlamento Europeo, hemos hecho nuestra parte del trabajo: ya existen todas las normas básicas pertinentes para hacer posible e-Call. Los europeos no deberían tener que seguir esperando un sistema que puede salvar sus vidas sólo porque sus Gobiernos no actúan». Reding avisa de que si no se agiliza la implantación del sistema, la Comisión está preparada para fijar unas normas claras que lo hagan obligatorio en todos los países de la UE.
Para que e-Call funcione es necesaria la colaboración de los sectores del automóvil y de las comunicaciones, coordinados con las administraciones nacionales y los servicios de emergencia en cada país. Quince Estados, entre ellos España, ya han firmado un memorando de acuerdo, otros seis están dispuestos a firmarlo y hay seis miembros de la UE que han rechazado comprometerse.
La implantación del sistema tiene otras ventajas secundarias para la industria, ya que permitiría ofrecer nuevas aplicaciones como los tacógrafos digitales o los telepeajes.
El año pasado hubo 1,2 millones de accidentes en las carreteras de Europa, con 39.000 muertos y más de 1,7 millones de heridos.
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