Obviamente, quienes pueden hacer algo respecto de la política exterior de Estados Unidos, quienes tienen el poder -el Legislativo, el Congreso y en especial el Senado; el Ejecutivo, el Departamento de Estado, el Pentágono y la Casa Blanca; Judicial, la Corte Suprema; económico, los bancos gigantes; cultural, los grandes medios de comunicación-, saben perfectamente bien qué ocurre.
Son todos esfuerzos por conservar el poder imperial económico, militar, político y cultural.
Pero no quieren cambios. Y los que sí los quieren -una gran parte de la población estadounidense, de la de los países aliados y la mayoría del resto del mundo-, fueron alertados, pero en gran medida son impotentes. Al menos eso es lo que creen. Pero sobre este punto, vea la tesis cinco.
Tesis dos
La cuestión básica no es el interés político-mediático sobre Julian Assange, Bradley Manning y Edward Snowden, sino sobre la información que divulgaron.
Manning divulgó un vídeo sobre el ataque de un helicóptero contra varias personas, la mayoría no combatientes y desarmadas, en Iraq, entre los que había dos periodistas de la agencia de noticias Reuters.
El resultado: el parlamento iraquí rechazó la propuesta del gobierno de George W. Bush (2001-2009) de mantener una base militar en ese país. Estados Unidos se retiró de Iraq el 31 de diciembre de 2011.
Manning también reveló la magnitud total de la corrupción del dictador de Túnez, Zine el-Abidine Ben Ali, lo que avivó la revuelta juvenil.
También reveló que el dictador de Yemen, Ali Abdullah Saleh, aceptó los ataques con aviones no tripulados de Estados Unidos en su país, lo que llevó a su dimisión.
Manning reveló que la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Rodham Clinton, ordenó a diplomáticos de la Organización de las Naciones Unidas que espiaran a sus contrapartes en el foro mundial en busca de información detallada sobre los líderes de la ONU, con contraseñas y claves encriptadas.
Manning reveló que el actual secretario de Estado, John Kerry, presionó a Israel para que se mostrara abierto a devolver los Altos del Golán a Siria como parte de las negociaciones de paz.
Manning reveló que la corrupción del gobierno afgano era «abrumadora».
Manning reveló la naturaleza autoritaria y corrupta del régimen de Hosni Mubarak (1981-2011) en Egipto.
Manning reveló que el secretario de Defensa de Estados Unidos, Robert Gates, estaba en contra de atacar las instalaciones nucleares de Irán porque sería contraproducente.
Manning reveló la política israelí «de mantener la economía de Gaza funcionando en su mínima expresión posible mientras se evitara una crisis humanitaria».
Manning reveló que el presidente de Siria, Bashar al-Assad, y su esposa, compraron joyas y llevaban un estilo de vida lujoso en Europa, mientras su artillería mataba en Homs.
Tomemos el ejemplo de Snowden: sus revelaciones, que Estados Unidos espiaba tanto a sus aliados como a Afganistán, pusieron en riesgo los planes de Washington de crear dos grandes bloques comerciales, uno transatlántico y otro transpacífico, para excluir al BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).
De ser así, entonces esta es la historia del mundo, con Estados Unidos ganando tiempo.
Tesis tres
La diplomacia en general, no solo la de Estados Unidos, quedó al descubierto.
Cuando Assange publicó las primeras informaciones en WikiLeaks escribió: «El emperador al desnudo. Pero no solo el emperador estadounidense, sino también la emperatriz diplomacia».
«¿Qué clase de discurso ridículo es este, tan concentrado en lo negativo, en los actores, por lo general personas de la elite en países de elite? Chismes, caracterizaciones pueriles, el tipo de 'análisis' de poder típico de la inmadurez. ¿Dónde está el análisis de la cultura y la estructura, que es años luz más importante que los actores que vienen y van?», añadió.
«¿Dónde están las ideas positivas? ¿Dónde están las ideas sobre cómo convertir los desafíos del cambio climático en cooperación para un beneficio mutuo y equitativo como los proyectos para destilar agua en la frontera de Israel con Líbano y Palestina, alimentados por espejos parabólicos, y la positiva cooperación entre Estados Unidos e Irán sobre energías alternativas?», profundizó.
«La democracia se muere atrás las puertas cerradas y WikiLeaks las abre; un enorme servicio a la democracia», afirmó.
Lo que revelaron Manning y Snowden es la agonía del imperio de Estados Unidos. Lo que revelaron Assange y otros es la agonía del sistema estatal como lo conocemos. Ambos procesos llevarán tiempo, el anterior más que este último. Pero salvo equivocaciones: estas tres personas hicieron historia.
Tres nombres que serán recordados cuando algunos presidentes de Estados Unidos pasen a un merecido olvido. ¿Quién recuerda a las mayores autoridades inglesas en India, como los virreyes y sus delitos, reyes de los vicios? Mahatma Gandhi mantiene vigencia.
¿Quién conoce los nombres de los ingleses que trataron de mantener las colonias sobre el litoral del océano Atlántico? George Washington, Thomas Jefferson y Benjamín Franklin los eclipsan a todos.
Quizá incluso contribuyan a la disminución de los ejércitos y, si Estados Unidos cambia, al entendimiento entre las naciones. Un premio Nobel de la paz compartido entre los tres. Algo no muy probable, pues Noruega es cliente de Estados Unidos.
Tesis cuatro
Los aliados de Estados Unidos obedecen por miedo, no porque estén de acuerdo. En concreto: obedecen para evitar que un día la Fuerza Aérea de Estados Unidos aterrice en las muchas bases que están a su disposición «pues el gobierno es incapaz de proteger a su propia población».
Vienen los estadounidenses, no los rusos ni los musulmanes. Cuanto más factible se vuelve, más se desliza Estados Unidos hacia su predisposición al totalitarismo bien aceitado. El próximo paso, probablemente campamentos de la FEMA (Agencia Federal para el Manejo de Emergencias) para sospechosos -por categorías, metadatos- como los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
Tesis cinco
Todo el mundo, y en especial los medios, pueden acelerar el proceso. Las manzanas podridas deben caer del árbol; un sacudón ayudaría.
Los medios claves, como The Guardian y The Washington Post a la cabeza, merecen nuestra felicitación. Luego, dejemos que millones de personas rodeen los ministerios de Relaciones Exteriores y las embajadas reclamando el fin del espionaje, que alejen sus servidores de los grandes traidores en Estados Unidos, suspendan la cooperación futura, enturbien las relaciones diplomáticas hasta que ocurra un desespionaje, semejante al desarme.