Algunos de los glaciares de Groenlandia son los más rápidos del mundo. Generalmente tienen forma de valle y van a parar al mar, esto hace que les afecten las mareas.
Los equipos científicos, dirigidos por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), han descubierto que el glaciar Helheim, que llevan estudiando desde hace cuatro años, responde bruscamente a la marea oceánica después de que se produzca un terremoto glacial.
Los equipos llevan desde 2006 instalando una amplia red de receptores GPS, con una tecnología desarrollada en el CSIC, en los glaciares Helheim y Kangerdlugssuaqd que les ha dado evidencias de que la velocidad de deslizamiento del Helheim, un glaciar continental situado al este del continente helado, se altera enormemente tras un seísmo, lo que le da menos resistencia a la fuerza que imprimen las mareas.
La velocidad puede aumentar hasta el doble 100% tras un seísmo. «La velocidad aumenta o disminuye según la presión hidráulica que ejerza la fuerza de la marea sobre el frente del glaciar», dice Pedro Elosegui del Instituto de Ciencias del Espacio y del Centro Mediterráneo de Investigaciones Marinas.
Al igual que el agua de los ríos fluye, el hielo de los glaciares se deforma y se desliza a una determinada velocidad. En el caso del Helheim, uno de los más rápidos del planeta, es la marea la que se encarga de marcar esa velocidad: cuando la marea baja, el glaciar se acelera y cuando sube se ralentiza.
Para los investigadores, existe una relación entre los terremotos glaciales y los desprendimientos de hielo en el frente del glaciar. La principal teoría con la que trabajan es que el terremoto se produce después de que un bloque de hielo inestable, más alto que ancho, se desprenda de la lengua de hielo.
Los investigadores llevan desde 2006 instalando una red de receptores de GPS en los dos glaciares de Groenlandia. Esta tecnología se alimenta con energía solar y tiene un sistema de telecomunicaciones que transmite los datos vía satélite en tiempo real. Este año han instalado 12 nuevos GPS en el glaciar Helheim y dos nuevas cámaras. Además han situado dos prototipos de boya GPS en el océano Ártico para estudiar el balance de masas del hielo marino.