Según la agencia estatal de noticias china, Xinhua, China espera encontrar una solución correcta para ambas partes, y que «Europa actúe en virtud de asuntos más generales a la hora de responder al cambio climático mundial, del desarrollo sostenible de la aviación internacional y de los vínculos entre Europa y China, del fortalecimiento de la comunicación y de la coordinación».
Las cuatro grandes aerolíneas chinas (Air China, China Eastern, China Southern y Hainan Airlines) han venido presionando al gobierno de Pekín para que se opusiera a la normativa europea, como han hecho Estados Unidos, Rusia y otros países. Las grandes compañías chinas argumentan que la UE solo quiere recaudar dinero y no conseguir una reducción efectiva de las emisiones, que correspondería a los fabricantes aeronáuticos a la hora de hacer aviones más limpios.
Bruselas obliga a pagar a todas las aerolíneas que superen las cuotas máximas de emisión de gases de efecto invernadero. Como base se toman las emisiones de 2010 y con ese criterio, la UE cobra por el 15% de los gases emitidos por los aviones.
La legislación de la UE, que entró en vigor el pasado uno de enero, establece que, si una compañía se niega a pagar las tasas, se le impondrá una multa diez veces superior a la cantidad debida y, si reincide, se pueden suspender permisos de vuelos o el uso de aeropuertos europeos.