El gigante asiático denuncia la competencia desleal de los vinos procedentes de la Unión Europea, considerando que las subvenciones que los Estados miembros dan a sus vinos perjudican a los productores chinos.
«Casi cada productor de vino chino sufre la influencia de la Unión Europea [...] que otorga subvenciones a su industria vinícola, lo que va en detrimento de los productores chinos» asegura quejoso Wang Zuming, un responsable de la Asociación profesional. Claramente, China ha decidido impulsar su presencia en el mercado del vino y tiene la intención de convertir sus viñedos en unos de los más importantes del mundo.
Quizá tengamos que cambiar de opinión respecto de estos vinos porque a partir de ahora el país del vino de arroz se está convirtiendo en una competencia importante. Según la Organización internacional de la viña y del vino, el país asiático consumió 17 millones de hectólitros en 2011 frente a los 15 millones el año anterior.
Unas estimaciones europeas apuntan a que las exportaciones de vinos y licores hacia China superan el millón de euros por año. En 2011, las ventas de vino de «Bordeaux» a China aumentaron un 50%, lo que coloca al mercado asiático por delante del mercado americano.
Otra cuestión es saber si China tiene los medios para conseguir su meta. Hoy en día parece que sí pues el país ocupa el 5º puesto mundial en producción vitivinícola. Junto con Estados Unidos, es la única nación importante que dispone de superficies plantadas que crecen con regularidad desde hace cinco años. De hecho, el aumento en la producción va acompañado del consumo de vino. Así, más del 80% del vino que se consume en China es de origen local.
Hay que reconocer que China ya producía vino hace 2000 años pero el renacimiento del viñedo local tuvo lugar después de la liberalización económica del país hace veinte años. Hasta no hace mucho, la mayor parte del vino chino era el resultado de una producción en masa y de muy poca calidad pero se ha iniciado un cambio importante ya que cada vez son más los vinos que van apareciendo en el mercado de buena calidad producidos en China.
El año pasado, tras una degustación a ciegas, expertos en vino chino y francés otorgaron las mejores notas a las botellas chinas. Este resultado destaca la mejora de la calidad vitivinícola en el país. Además los especialistas consideran que Ningxia (región del norte) tiene un enorme potencial y su vino es el más prometedor de los «Gran Reserva».
Sin embargo, hay que tener en cuenta respecto al resultado que el concurso abarcaba vinos de precios equivalentes, es decir entre 200 y 350 yuans (entre 24 y 43 euros) y que las cosechas francesas están penalizadas con impuestos de importación que llegan hasta un 48% para los vinos extranjeros. De hecho, los vinos chinos que concursaron eran los mejores de toda la producción china mientras que los vinos franceses eran de media gama (entre 7 y 17 euros).
Por otro lado, una de las lacras es la imitación que ha causado pérdidas de dinero muy importantes a los vinos europeos y sobre todo a los franceses «Gran Reserva» como el famoso vino de Burdeos, tan apreciado por los chinos.
Estos vinos, que representan una cierta tradición francesa, son muy valorados en China. Las autoridades chinas requisan cada año miles de botellas falsificadas. A ese respecto, Bruselas pidió en junio pasado un refuerzo en la lucha contra las copias. China tiene que liberarse de esta plaga si quiere adquirir más legitimidad tanto a nivel nacional como internacional.
Pero el país no pierde de vista su objetivo de ganar la batalla mundial del vino. Inversores chinos se van introduciendo en el viñedo bordelés. Desde 2008, muchas propiedades les pertenecen. Eso les permite adquirir más experiencia y conocimientos sobre el mundo del vino a la vez que van implantando su presencia mundial.
En junio pasado, el grupo agroalimentario chino Bright Food se hizo con el 70% del capital de, Diva Bordeaux, una de las primeras empresas exportadoras de vino de Burdeos. Se aseguraban, de esta forma, el abastecimiento de sus tiendas especializadas a la vez que incrementaban sus circuitos de distribución de vinos «Gran Reserva» y vinos de colección.