Cerco europeo a la madera ilegal

El nuevo reglamento de la UE sobre el comercio de madera (EUTR) acaba de entrar en vigor con el firme objetivo de frenar el intercambio de madera ilegal en el mercado europeo y la tala indiscriminada de bosques. La Ley cubre tanto la madera importada como la de producción nacional y sus productos derivados, pero las ONG y los think-tank de expertos en la materia tienen dudas sobre la efectividad de los protocolos.

Un lagarto en un tronco
Kalimantan (Indonesia)/ Foto: CE

La Comisión Europea estima que la deforestación y la degradación de los bosques representa alrededor del 20% de las emisiones globales de CO2. Al mismo tiempo diversas organizaciones ecologistas denuncian que la tala ilegal de árboles genera miles de millones de euros de pérdidas para los gobiernos y está vinculada con la corrupción, los conflictos armados y la destrucción de los bosques, las comunidades dependientes de ellos y el debilitamiento del Estado de Derecho.

El Parlamento Europeo y el Consejo establecieron formalmente el Reglamento de la Madera de la UE (EUTR) el 20 de octubre de 2010 queha entrado en vigor este 4 de marzo de 2013. Las normas afectan a toda la madera importada y generada dentro de la UE y a sus productos derivados para minimizar, poco a poco, el impacto de la madera ilegal que se utiliza. Esto significa que los «operadores» (aquellos que colocan el producto/madera en el mercado europeo) deben hacer todo lo posible para garantizar que su producto es legal, y lo harán mediante el sistema de «diligencia debida». Por su parte, los «comerciantes» (aquellos que venden o compran la madera que ya está en el mercado) están obligados a garantizar una información fluida y transparente con proveedores y otros agentes para que la madera, en todo su proceso comercial, pueda ser fácilmente rastreada.

El reglamento EUTR, que afecta a una amplia gama de productos, desde madera maciza, briquetas, palets, pulpa de madera, suelos, etc, es una parte de los esfuerzos de los países europeos para frenar el problema de la tala ilegal, una práctica con graves impactos sociales, económicos y medioambientales que no sólo está vinculada con la deforestación y el cambio climático, si no que debilita los esfuerzos y la subsistencia de los agentes legítimos y contribuye al estallido de conflictos por la tierra y los recursos.

La tala ilegal, un problema global

En 2012, la Interpol y la ONU lanzaron el Leaf Project, una iniciativa para combatir la tala ilegal y el crimen organizado en los bosques. En febrero de ese año, la Interpol anunció que cerca de 200 personas habían sido detenidas en una operación internacional contra la tala ilegal que, en tres meses en países del centro y Sudamérica, se incautó de unos 6 millones de dólares en madera.

La recogida de madera contraviniendo las leyes y reglamentos del país donde se realiza tiene graves consecuencias en algunos de los bosques más valiosos que quedan en el mundo y en las sociedades que dependen de ellos. A la deforestación y la pérdida de biodiversidad se unen los conflictos por la propiedad de la tierra y sus recursos y el escaso desarrollo de las comunidades locales vecinas.

La UE es un mercado esencial para varios países en los que la tala ilegal es una práctica demasiado habitual y, por lo tanto, ha sido en ocasiones responsable subsidiaria de la financiación de delitos vinculados a la explotación forestal. Por esto, ya en el año 2003 la Unión desarrolló el Plan de Acción FLEGT (de Aplicación de las Leyes sobre Comercio Forestal), que propone medidas para excluir la madera ilegal de los mercados y mejorar la oferta de productos madereros procedentes de fuentes legales. El FLEGT cuenta con dos pilares esenciales que son: el reglamento de la UE que se acaba de publicar y los acuerdos voluntarios de asociación con países exportadores de madera que ayudan a frenar la entrada de producto ilegal en el mercado europeo.

Nuevas reglas de la UE para el comercio de madera

En el Reglamento se establecen tres obligaciones principales:

La prohibición de colocar madera conseguida ilegalmente y sus derivados en el mercado de la UE por primera vez.

El ejercicio de la «diligencia debida» por parte de los agentes de la UE, aquellos que comercializan por primera vez en el mercado europeo con madera y derivados.

Transparencia e información sobre proveedores y cliente por parte de los comerciantes que compran o venden madera y derivados que ya estaban dentro del mercado europeo, para que su origen pueda identificarse fácilmente.

El nuevo Reglamento cubre la madera y los productos derivados de la madera producidos en la UE e importados del exterior y se considera que la madera que ya tenga una licencia FLEGT o CITES (Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres) ya cumple con el Reglamento de la madera de la UE.

Quedan fuera de la normativa los productos reciclados, el papel impreso, el material de embalaje, algunos productos de caña o bambú o la madera comprada o vendida por particulares para su uso personal.

Las ONG dudan de la eficacia de los protocolos

Lo primero que exige la nueva Ley, la primera de este tipo en Europa, es que los operadores que importan o producen madera en los Estados miembros identifiquen adecuadamente su origen. Si no ocurre o se descubre que la madera ha sido talada o comercializada ilegalmente, la normativa de la UE obliga a establecer «sanciones efectivas, proporcionadas y disuasorias».

Es aquí, en la disposición de los Estados miembros para cumplir la norma, donde las ONG vinculadas al problema de la deforestación y el mantenimiento de los bosques, expresan sus dudas. Según WWF, «este tema lleva dos años preparándose y los países de la UE no han sido capaces de desarrollar normativas nacionales en esta materia de forma unitaria, ni de imponer sanciones creíbles», asegura en un informe Anke Schulmeister, Comisario de Política Forestal de WWF, «el reglamento EUTR es histórico pero no tendrá sentido si no se convierte en una Ley fuerte», añade. En su informe, WWF se refiere a que en algunos países de la UE el comercio ilegal de madera puede dar lugar a sanciones penales mientras que en otros países sólo se penaliza con una multa.

La organización inglesa Chatham House comparte la misma preocupación por el rigor con el que se aplique la norma y en uno de sus últimos análisis advirtieron de la falta de expertos y técnicos necesarios para que los Estados miembros cumplan el reglamento. Con diversas encuestas a gobiernos de la UE constataron una «brecha de datos sustancial» en este sentido, 18 de los 20 países analizados admitieron no tener

ningún protocolo establecido en el caso de la madera ilegal. Y para que la EUTR se aplique de forma efectiva, recuerda Chatham House, es necesario que los organismos nacionales desarrollen un sistema de inspección riguroso que incluya personal y fondos suficientes para garantizar los controles anuales pertinentes.

En paralelo a la nueva Ley, la UE está afianzando acuerdos bilaterales para combatir la tala ilegal en los principales países productores de madera - Camerún, la República Centroafricana, República Democrática del Congo, Ghana, Liberia e Indonesia -. Sin embargo, como advierte WWF, «el hecho de que sea legal no significa que los productos de la madera hayan sido fabricados sin destruir valiosos ecosistemas forestales, así que el esfuerzo debe ponerse en asegurarnos de que la madera en la UE procede de fuentes forestales sostenibles».

Para lograr la eficacia de la normativa será fundamental el sistema de autorregulación previsto a través de la «diligencia debida» por parte de las empresas que comercialicen su madera por primera vez en el mercado europeo, siempre que esté complementado por inspecciones periódicas supervisadas por una autoridad nacional. Y no olvidemos que la EUTR garantiza la supervisión de la madera ilegal pero no aborda la sostenibilidad de sus fuentes en los países de origen.

El recién estrenado Reglamento de la madera de la UE es ambicioso, pero es sólo el primer paso para lograr el objetivo más amplio, necesario y real de la gestión responsable de los bosques y el comercio sostenible.