Italia ha comenzado a dar permisos temporales a los emigrantes llegados a sus costas. Eso les permite viajar fuera de Italia y moverse en el espacio Schengen. Los primeros trenes cargados con emigrantes han llegado este domingo a la frontera entre Italia y Francia y se han encontrado que estaba cerrada.
Italia, dice en un comunicado oficial que esta medida parece ser una «violación ilegítima y clara de los principios generales europeos». Francia la justifica diciendo que es una medida temporal adoptada por razones de seguridad.
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Salvaguardar Schengen. Es el mensaje del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, ante la negativa francesa a acoger a los tunecinos llegados a Italia, por considerarlos inmigrantes económicos y no refugiados políticos. Barroso confía en que ambos países resuelvan sus diferencias respetando la normativa europea, después de que el ministro italiano de Interior amenazara con suspender el acuerdo de Schengen, que permite la libre circulación de ciudadanos dentro de las fronteras de la UE, si los 27 no dejan entrar a los norteafricanos llegados a Lampedusa.
Bruselas busca desesperadamente salidas al problema provocado por la llegada masiva de inmigrantes tunecinos a Europa tras la caída del régimen de Ben Alí. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, ha viajado a Túnez para pedir a las nuevas autoridades del país que readmitan a sus inmigrantes que se encuentran en situación irregular en Europa y que aumenten el control sobre los que salen del país. El asunto ha enfrentado al gobierno italiano con el resto de socios comunitarios y especialmente con Francia, al negarse a acoger a tunecinos que intentan entrar en el país desde Italia.
◊La UE rechaza repartir a los tunecinos llegados a Lampedusa
La Unión Europea no ha sido capaz de establecer una política común de inmigración y el asunto está a punto de estallar. Bruselas se plantea aplicar una directiva olvidada que prevé, en caso de éxodo masivo, el reparto de inmigrantes entre los socios comunitarios. Es lo que Italia viene reclamando ante el colapso provocado en la isla de Lampedusa por miles de refugiados de Túnez y Libia y lo que el Parlamento Europeo ha pedido este lunes a los 27: solidaridad.
Italia y la Comisión Europea han entrado en una agria polémica sobre quién y cómo debe resolver el problema de los inmigrantes del norte de África que han llegado a la isla italiana de Lampedusa desde enero. Roma reclama una solución europea para redistribuir a los extranjeros irregulares. Bruselas argumenta que ya ha entregado ayuda económica, ha reforzado la vigilancia en el Mediterráneo y que es un problema nacional. Mientras, miles de tunecinos vagan por la isla en condiciones precarias y Berlusconi aprovecha la baza para intentar tapar sus escándalos.
Túnez sufre su primera crisis exterior desde que el presidente del país, Zine el Abidine Ben Alí, fue obligado a salir del país. Más de 5.000 ilegales han llegado en los últimos días a la isla italiana de Lampedusa que está en el límite de su capacidad. Roma, ha pedido un crédito de 100 millones de euros a la UE para afrontar la "emergencia humanitaria" a la vez que la acusa de burócrata y de reacción lenta.
Mientras, la jefa de la diplomacia europea ha visitado Túnez donde ha ofrecido ayuda económica y política.
La Unión Europea ya no es el mismo paraíso con ojos de un africano o un asiático. La crisis económica y, sobre todo, el aumento del paro han provocado un importante descenso en el número de personas que pretenden entrar ilegalmente en la UE.
La agencia europea de vigilancia de fronteras (Frontex) ha constatado cómo baja el número de de inmigrantes irregulares, de detenidos y de peticiones de asilo en el conjunto de los 27. La frontera greco-turca es ahora el primer punto de entrada.