El 28 de julio de 2014 se cumple un siglo desde que en 1914 Austria-Hungría decidiera la invasión de Serbia y con ello el comienzo de la Primera Guerra Mundial. Justo un mes antes se había producido el acontecimiento que desató la contieUna novela: la risa de kafka nda, el asesinato en Sarajevo del archiduque Francisco Fernando, heredero al trono del Imperio Austro-húngaro, y de su esposa Sofía Chotek, a manos de Gavrilo Princip, un terrorista serbobosnio.
TORREVIEJA en ALICANTE está pletórica. Sus calles y sus muelles le cantan a los que allí se despidieron rumbo a países lejanos o ... a los que volvieron a tierra española. Sus cantos venían llenos de nostalgia, de amores en suspenso, de esperanza por el reencuentro o... de pasiones rotas por la distancia. Lo cantan en versión de «habaneras»
La crisis económica también ha hecho mella en los bienes turístico-culturales. El sector se encuentra en una encrucijada entre unos presupuestos públicos reducidos, un descenso de la participación en actividades culturales tradicionales y una diversificación de los públicos potenciales a causa de la urbanización, la globalización y el cambio tecnológico.
Bresson dejó a la posteridad algunas de las fotografías más importantes del siglo XX, muchas de las cuales pueden verse ahora en una gran exposición que la sala Mapfre dedica a su obra.
Para hacerlas recorrió todos los continentes, fue testigo de acontecimientos trascendentales de la historia y creó un periodismo que alguien calificó como «líricamente informativo», un estilo que acercó más que ningún otro el fotoperiodismo al arte.
Una exposición en el Museo del Prado, conmemorativa de los 400 años de la muerte del Greco, pone de manifiesto su influencia en los movimientos artísticos de los siglos XIX y XX. La primera imagen que contempla el visitante a esta exposición es la de dos cuadros cuya visión remite a una asociación inmediata entre ellos. Uno es «La Anunciación», pintada por el Greco entre 1600 y 1603, y el otro es «Cristo muerto con ángeles», que Édouard Manet pintó en 1864.
Un extraño fenómeno se repite cada noche en las azoteas de la capital inglesa: se encienden las luces, comienzan a funcionar los proyectores, y el público, acomodado en sus hamacas, disfruta del mejor cine. Otros, prefieren tumbarse en el césped de un parque, y ver la película mientras toman unas cervezas entre amigos. El cine al aire libre está de moda en Londres.