El último informe de la Comisión Europea sobre las negociaciones para la adhesión de Croacia no es el que cabía esperar ante un Estado que aspira a formar parte de la UE durante este semestre. Bruselas pide que se redoblen esfuerzos en la reforma de la Justicia, la lucha contra la corrupción, los juicios por crímenes de guerra y la vuelta de los refugiados.
Seis años después de su independencia de Serbia, la pequeña república balcánica de Montenegro ya tiene la condición oficial de candidato a la adhesión a la UE. El Consejo Europeo ha aceptado la recomendación que la Comisión hizo en ese sentido.
El presidente de Montenegro, Filip Vujanovic, ha declarado que la obtención de ese estatus será el impulso definitivo para acelerar las reformas que le exige la UE, sobre todo, la lucha contra la corrupción, las mejoras en la administración de justicia y el respeto a las minorías.
La Comisión europea ha confirmado que las negociaciones para la adhesión de Croacia a la UE están en su fase final y todo hace indicar que en un par de años será el socio número 28 de la Unión, a pesar de que se mantienen las denuncias de corrupción, la discriminación de las minorías y su cuestionada colaboración con el Tribunal Penal para la Antigua Yugoslavia.
Bruselas ha presentado su informe anual sobre los candidatos y los aspirantes a la integración y vuelve a suspender a Turquía. La Comisión exige que aplique las reformas constitucionales aprobadas, critica la falta de derechos fundamentales y no ve avances en el asunto de Chipre.
En política, a veces, los gestos tienen tanto valor como los hechos y el que se ha vivido en la ciudad croata de Vukovar vale tanto como dar un gran paso en la integración europea de Serbia.
El presidente serbio, Boris Tadic, ha visitado la ciudad asediada durante la guerra que enfrentó a los dos países, para pedir perdón e intentar pasar una página negra de la historia de los Balcanes. Si se cumple lo previsto, Serbia y Croacia serán socios de la UE en un futuro próximo.
El primer ministro turco, Recep Tayip Erdogan, se ha quejado abiertamente de los obstáculos que algunos socios comunitarios están poniendo en el proceso de adhesión de su país a la UE. Y lo ha hecho al lado de su principal opositor en este asunto, la jefa del gobierno alemán.
Ambos comparecían juntos en rueda de prensa en Berlín y Merkel quiso mostrarse conciliadora. Se ofreció a ayudar para evitar más retrasos, pero advirtió que el proceso de integración turco sigue abierto.
Un 58% de los votantes turcos se ha decantado por el sí a las reformas constitucionales propuestas por el primer ministro, Recep Tayip Erdogan, para democratizar el país y cumplir los requisitos para la adhesión a la UE. La Comisión europea celebra el resultado de la consulta y cree que es un paso en la buena dirección.
El referéndum de este domingo se había planteado también como un plebiscito entre los partidos laicos, opuestos a las reformas, y el islamismo moderado de Erdogan, quien ahora sale reforzado de cara a las elecciones del año próximo.
Treinta años después del golpe que llevo al poder a los militares turcos, el actual gobierno islamista moderado propone una reforma de la Constitución elaborada entonces, con la que pretende acercarse a la UE, cambiando el sistema judicial y limitando el poder de las fuerzas armadas.
El primer ministro, Recep Tayip Erdogan, está prácticamente solo defendiendo el sí y las encuestas no dan claro vencedor. La oposición teme que los islamistas asuman más poder con las reformas y argumentan que se está poniendo el peligro el laicismo turco.