Catástrofe química en Hungría

Bomberos, soldados y equipos de protección civil de Hungría trabajan intensamente para evitar que el vertido tóxico procedente de una fábrica de aluminio se extienda y llegue a contaminar el río Danubio, una de las principales vías fluviales de Europa.

La tragedia medioambiental aún se puede evitar, la tragedia humana ya no. La rotura del dique que almacenaba el llamado barro rojo ha provocado la muerte de 4 personas. Hay seis desaparecidos y ciento veinte heridos.

El gobierno húngaro ha declarado el estado de emergencia en tres condados del país -Veszprém, Györ-Moson-Sopron y Vas- inundados desde el lunes por el barro tóxico de una fábrica de aluminio. Como consecuencia de la rotura de un dique donde se almacenaba el producto químico, cuatro personas han muerto, seis están desaparecidas y hay ciento veinte heridos. Ahora se trata de evitar que el vertido contaminante llegue al río Danubio.

El lunes 700.000 metros cúbicos del llamado barro rojo se extendieron por varios pueblos, llevándose por delante casas, coches y puentes y provocando la catástrofe química más grave en la historia de Hungría.

El fango procede de la planta de aluminio de Ajka y pertenece a la empresa MAL Zrt. Según el primer ministro húngaro, Víktor Orban, el accidente pudo deberse a un fallo humano, ya que no hay signos de causas naturales. Orban ha querido calmar a la población al aclarar que no hay riesgo alguno de radiación.

El barro rojo es un residuo que se produce durante la fabricación de aluminio y que tiene grandes cantidades de silicio, hierro y otros metales pesados. Es una sustancia química muy tóxica, corrosiva y alcalina, por eso muchos de los heridos han sufrido quemaduras e irritaciones en los ojos.

Ahora, el objetivo de la Unidad de Desastres Naturales es evitar que el vertido se extienda a través de arroyos y ríos y llegue hasta el Danubio. Bomberos, soldados y equipos de emergencias están echando toneladas de yeso y otros productos neutralizadores sobre el lodo para contenerlo.