Mª Ángeles Fernández y J.Marcos / Barcelona
Absoluta tranquilidad. La mañana de la consulta sobre el futuro de Cataluña, teñida de gris y de lluvias intermitentes, ha destacado por la calma y el ambiente familiar que se respira en los centros habilitados para el voto. Apenas unos gritos de 'independencia' o 'Catalunya lliure' han levantado expectación en las calles de Barcelona. La salida de Artur Mas, presidente de la Generalitat, de uno de los colegios ha provocado minutos de euforia y de agolpamiento mediático. Todo el mundo quería una foto; y no sólo los medios, también las decenas de ciudadanos que, smartphones en mano, querían inmortalizar el «El único responsable soy yo», ha dejado claro el presidente del Govern.
«Es algo muy importante. Que una Comunidad con competencias limitadas haya plantado cara a todo un Estado y a todo su aparato jurídico, policial e incluso de inteligencia es algo que la gente agradece», explica una de las personas de confianza que acompañaba a Mas durante el paseo que ha realizado por las calles de Barcelona tras votar. «Gracias, gracias», gritaba la gente a su paso, mientras aplaudía.
Las dudas sobre la consulta se han planeado en todo momento: la responsabilidad última, la apertura de colegios, la actuación de los Mossos, la cobertura legal del proceso, su neutralidad e imparcialidad, el censo... Por ejemplo, no es sencillo determinar con exactitud cuántas personas están llamadas a la consulta, en la que se puede participar a partir de los 16 años, por lo que el total de electores supera los 5,2 millones.
La vicepresidenta de la Generalitat, Joana Ortega, ha dado los primeros datos de participación: hasta las 13 horas, habían votado 1.142.910 personas. En las últimas elecciones al Parlamento Europeo, celebradas en mayo, lo hicieron 2,5 millones de personas en Cataluña y, en las autonómicas de 2012, 3,6 millones.
Hay que remontarse hasta 2009 y 2011 para poder comparar los datos de participación del 9-N, cuando hubo consultas independentistas promovidas por la sociedad civil: en los 554 municipios en los que se celebraron se registró una participación media del 18 por ciento. Que varios grupos políticos hayan apoyado esta consulta y que haya sido la Generalitat quien la instara en un primer momento, deja muy lejana esta referencia.
Ortega también ha destacado la «absoluta normalidad» de la jornada. Las colas para votar y la cantidad de personas que se hacían fotografías mientras introducían el voto son quizás las anécdotas más destacables de un día marcado en rojo desde hace meses en el calendario. «Estoy aquí porque siento esto como mío. Yo soy valenciano y no puedo votar, pero tengo orígenes catalanes. Esto es una expresión democrática. Con lo que está pasando en Madrid, dan ganas de independizarse aunque sea cada uno por su cuenta», explicaba un valenciano en un colegio del barrio de Gràcia.
Contrarios a la consulta
Entre los madrugadores ha estado el portavoz de UPyD en Cataluña, Ramón de Veciana, quien ha cambiado las urnas por los juzgados. La formación magenta ha presentado una segunda denuncia tanto contra el presidente Mas como contra los consejeros de Educación e Interior, Irene Rigau y Ramón Espadaler, respectivamente, por desobediencia y prevaricación.
UPyD ha pedido a la Fiscalía que paralice el proceso y detenga a sus autores. El partido liderado por Rosa Díez ha instado a las Fuerzas de Seguridad del Estado a que procedan al «desalojo y cierre» de los centros habilitados.
En Madrid, un centenar de personas se ha congregado en la plaza de Cataluña. Bajo el lema 'Amamos España y Amamos Cataluña', organizaciones civiles como Hazte Oir y Unidad+Diversidad han apostado por valores como la unidad y la generosidad.