La carta escrita en español, idioma que la comisaria Malmström domina a la perfección, dice «le escribo para manifestarle mi seria preocupación sobre la manera en la que la Guardia Civil actuó en Ceuta el pasado 6 de febrero».
Pide «explicaciones» por el uso de balas de goma «durante esa operación de vigilancia en la frontera, la justificación para su uso y sus posibles consecuencias».
Señala que según informaciones de ONGs y medios de comunicación las personas que intentaban cruzar a la ciudad de Ceuta desde Marruecos no fueron golpeadas por las pelotas de goma, que sin embargo pudieron «haber provocado el pánico entre el grupo de inmigrantes», algunos de los cuales «se precipitaron al mar, se ahogaron o fueron aplastados contra el muro que marca la frontera con Marruecos».
Malmström aprecia que se haya iniciado una investigación en la que considera se «debería examinar en particular el uso de la fuerza durante la operación y la presunta devolución 'en caliente' de inmigrantes a Marruecos».
Señala que cualquier medida de vigilancia en las fronteras debe de ser especialmente «proporcionada al objetivo perseguido, respetar los derechos fundamentales de las personas y el principio de 'non-refoulement', así como respetar la dignidad humana».
La norma internacional de 'non-refoulement' o 'no devolución' protege a los refugiados impidiendo que sean devueltos a países en los que sus vidas o su libertad podrían verse amenazadas.