La decisión de adelantarlo tres minutos fue anunciada en Washington por miembros del Boletín. La última vez que sus agujas señalaron esa hora fue en 1984, cuando las relaciones entre Estados Unidos y la entonces Unión Soviética «llegaron a su punto más gélido en décadas», señalan los científicos.
La polémica actual tiene en cuenta las inmutables leyes de la ciencia en relación a la «catástrofe climática», así como las actividades de modernización de enormes arsenales nucleares, que conlleva riesgos inesperados.
«La cuestión es mucho más complicada que el hecho de que haya alguien con su dedo a punto de pulsar el botón», dijo Kennette Benedict, directora ejecutiva del Boletín.
Otro problema importante es la adicción mundial a los combustibles fósiles, según la publicación. El cambio climático y las tensiones nucleares se han colocado en pie de igualdad en la advertencia de este año. «Y aunque las tecnologías usadas en la quema de combustibles fósiles pueden parecer una manera menos abrupta de arruinar el mundo, lo están haciendo a cámara lenta», dice Benedict.
Potencial ciudadano
«Los negociadores del tratado internacional sobre el cambio climático o cualquier tratado internacional están trabajando dentro de los estrechos márgenes que les conceden sus gobiernos. Y los propios gobiernos están trabajando dentro de los márgenes que les conceden sus electorados», señala Sivan Kartha, miembro del Consejo de Ciencia y Seguridad del Boletín y científico del Instituto de Estocolmo para el Medio Ambiente.
La cooperación real en el frente internacional «dependerá de que los electorados la demande dentro de los países», dijo, agregando que actualmente hay «una oposición política extremadamente sobrecogedora a la acción climática».
El presidente del Instituto de Seguridad Mundial, Jonathan Granoff, describió una serie de desafíos globales existenciales que pueden acelerar la llegada del «apocalipsis», e incluye la estabilidad del clima, la acidez de los océanos y la biodiversidad, así como objetivos generalizados de estabilidad estratégica y la búsqueda de la dominación.
«Recordemos que estamos extinguiendo especies hasta 1.000 veces más rápido que lo que sería el ritmo base evolutivo normal», nos dice Granoff. «El telón de fondo de estos desafíos que parte de la ciencia, la tecnología y la organización social es la relación inmadura entre los estados en su búsqueda de la seguridad a través de la aplicación de la amenaza o el uso de la fuerza. La herramienta más peligrosa de la búsqueda de la seguridad a través de la fuerza son los arsenales nucleares del mundo», continuó.
Por otro lado, cada vez hay más consenso entre «miembros informados de la gobernanza mundial y la sociedad civil», lo que les permite entender rápidamente que «ninguna nación puede estar segura en un mundo inseguro. Y la comunidad empresarial se ha integrado rápidamente de tal modo que ha demostrado su capacidad de cooperación», señala.
«Esto me recuerda que en el siglo XVII el mundo pasó del predominio de la ciudad-estado al moderno mundo de la nación-estado. Ese fenómeno requirió de identidad nacional. Y la identidad nacional sobrevino en buena medida gracias a la gramática y el idioma nacional, que se apoyó en las innovaciones tecnológicas de la imprenta», dice Granoff.
«Actualmente, es Internet la que nos da la tecnología que nos permitirá tener una gramática cultural y una identidad globales. De ahí que las herramientas para pasar de la disfuncionalidad de contraponer el interés nacional al bien global común tengan el potencial de superarse», agrega.
A la luz de su análisis, el minutero del reloj puede verse influenciado para mejor o para peor, y 2015 presentará oportunidades para que se concreten avances.
La verdad lisa y llana
Alyn Ware integra el Consejo Mundial del Futuro y coordina Global Wave 2015, una iniciativa de la «Acción mundial para decir adiós a las armas nucleares», con quien dialogamos en el marco de una reunión preparatoria de la Conferencia de Revisión del Tratado de No Proliferación Nuclear, programada para mayo de este año.
«Los cientos de miles de millones de dólares que se gastan en armas nucleares se necesitan para pasarnos de una economía basada en el carbono a una basada en la energía renovable», afirma. Explica también que «la competencia, la confrontación y los conflictos que son perpetuados por las armas nucleares impiden el tipo de cooperación que se requiere para abordar el cambio climático».
«La verdad lisa y llana sobre las armas nucleares es que son inconsistentes con la civilización. Amenazar con aniquilar ciudades, personas inocentes, generaciones futuras, no es consistente con la humanidad», nos señaló Ware.
También dice que por ahora no existe suficiente compromiso político ni en relación al desarme nuclear ni en relación al cambio climático y las energías renovables, lo que es necesario para hacer frente a los intereses creados que impiden ese tipo de acciones, y que incluyen a las corporaciones que fabrican las armas atómicas o venden petróleo, carbón o gas.
«Estamos apostando por empoderar a la población», dijo.
Por ese motivo, él cree que el Reloj del Apocalipsis es muy bueno. «Porque es simple, es realmente comprensible y da la idea de que, uy, a todos nos puede afectar esto», resume.