El nombre de la editorial procede del seudónimo con el que Díez Canedo escribía cartas a su madre, quien vivía en Madrid, para ocultar su verdadera personalidad a las autoridades franquistas. Ese seudónimo era el de Joaquín M. Ortiz, que en alguna ocasión se fundía en Mortiz, nombre con el que decidió bautizar la editorial. Desde 1985 la editorial Joaquín Mortiz pertenece al Grupo Planeta, que sigue publicando bajo este sello novelas, cuentos, ensayos y poesía, fundamentalmente de autores mexicanos como Jorge Ibargüengoitia, Agustín Yáñez o Rosario Castellanos.
Comunión entre arte y literatura
Entre los grandes hallazgos de la editorial Joaquín Mortiz figuran los diseños de las portadas de sus libros y publicaciones, elaborados como obras pictóricas por artistas como Vicente Rojo, otro exiliado español en México. Eran verdaderos lienzos que servían como fondo y soporte a los elementos tipográficos de los títulos y de los nombres de los autores de los libros. Una tradición prácticamente desaparecida, actualmente sustituida por el diseño digital, un paso más de la era de la reproductibilidad técnica denunciada por Walter Benjamin y la Escuela de Frankfurt.
Partiendo de los originales de estas portadas, el artista mexicano Carlos Ranc ha montado una exposición que bajo el título de «Original Mecánico» recrea aquellas ilustraciones y añade nuevas creaciones con las que propone un diálogo entre el mundo del libro y el de las bellas artes.Aquí pueden verse, en una proyección de diapositivas, las primitivas pinturas originales, sin los títulos y sin los nombres de los autores a los que sirvieron de fondo, en diálogo con las nuevas propuestas visuales de Carlos Ranc en gouaches, óleos y collages que cuelgan de las paredes de la exposición, así como en la escultura «Impedimento», donde los lápices son al mismo tiempo pinceles cuya forma recuerda a los soportes de las alambradas de la Segunda Guerra Mundial.
El libro como objeto de culto, como unidad cultural, pero también como objeto estético, en solitario o en conjunto, en una sucesión de lomos, tal como se colocan en las estanterías y en los anaqueles de cualquier biblioteca o colección privada, experimentando con la recontextualización de las imágenes relacionadas con los libros en un espacio que incita a la reflexión sobre el mundo editorial.
En una selección de textos que acompañan la exposición, reunidos bajo el título de «La victoria guiando al pueblo» Carlos Ranc incluye reflexiones sobre el libro y la cultura de autores tan diversos como Baudelaire, Vargas Llosa, Italo Calvino, Bioy Casares, Laurie Anderson o Jacques Brel.
En palabras del poeta y editor mexicano Luigi Amara, «Carlos Ranc consigue que, más allá del espacio íntimo y callado de la biblioteca o la mesita de noche, los libros se abran a una nueva e imprevista multiplicidad de lecturas».