Este domingo 17 de julio cierra las puertas el acontecimiento de Internet más importante que se disfruta en Europa, la famosa Campus Party. Lleva celebrándose quince años en Valencia y un año más, la Ciudad de las Artes y las Ciencias ha sido el carismático escenario elegido para reunir a más de 6.000 participantes en las instalaciones del Museo de las Ciencias Príncipe Felipe y las del edificio Ágora. Durante una semana se ha convertido en un evento sobre la innovación, la creatividad, la ciencia y el ocio digital, logrando reunir a jóvenes y no tan jóvenes a orillas del mar Mediterráneo.
Nació en 1997 como un evento para apasionados de Internet y ha crecido hasta convertirse en una cita imprescindible para entender las nuevas tecnologías de la información. Anualmente se celebran 4 ediciones anuales, tres en Sudamérica (Sao Paulo, Bogotá y Ciudad de México) y una en Europa (Valencia). Además este año, se sumará una quinta edición en Ecuador donde los asistentes podrán aprovechar también para desafiar la rapidez de la luz y descargarse contenidos en un tiempo récord, a parte de ser un evento de probada consistencia formativa.
Solo, con amigos o con la familia
Vienen de todas partes del mundo y hasta en grupos numerosos. Los participantes de la Campus Party forman un crisol de culturas, edades y situaciones bien distintas.
Fran es de Valencia, tiene 21 años y esta es su segunda vez. Viene solo y se defiende «muchos dicen que somos unos frikies por estar aquí metidos todo el día, cara a la pantalla, pero es una afición como cualquier otra, como el que se va una semana a un festival de música y duerme también en tiendas de campaña». Fran vive relativamente cerca y no tiene que pasar toda la semana durmiendo en un saco de dormir, como hace Chema. Zaragozano de 26 años y estudiante de Administración de Empresas, ha venido con cinco amigos. Por ser estudiantes han podido comprar la entrada a tan solo 64 euros (el precio normal es de 128 ), un precio low cost también disponible para la gente sin empleo. «La verdad que acabamos exhaustos con tanto Internet pero lo que nos bajamos y todo lo que aprendemos con las diferentes actividades y talleres nos reconforta» y añade «te das cuenta que compartes una afición con tantísima gente y eso me gusta, intercambiamos trucos, conocimientos...no tiene precio». Viene desde hace cinco años y de paso conoce la ciudad. «Valencia nos pilla relativamente cerca. Venimos en coche, pagamos la gasolina a medias y estamos acampados una semana por ese precio, ¿hay vacaciones más baratas?» dice entre risas.
El caso de los Hernández es significativo. Viene la familia al completo. Fernando, de 46 años, lleva viniendo una década, «cada año vengo, lo tengo apuntado en la agenda y pido vacaciones en el trabajo para esto». Con él, y desde hace varios años, vienen también su mujer y sus hijos. «Me gustan muchos los ordenadores, somos una familia muy al tanto de las nuevas tecnologías y a mi por ejemplo me gustan mucho las conferencias que se dan en la Campus y el buen rollo que hay entre los campuseros» dice Pilar, su mujer, «mis hijos quedaron encantados el año pasado y este han decidido no faltar». Jaume, con 20 años quiere dedicarse a la programación de videojuegos y el pequeño, Dani, con tan solo 12 tiene más conocimientos de informática «que muchos directivos de empresa».
Ponentes magistrales de todo el mundo, actividades de competición «Long Term» y regalos de tiendas de campaña y esterillas instaladas lejos de los ruidos de la discoteca de la Ciudad de las Artes y las Ciencias son algunas de las ventajas de acudir a este evento para el que este año se han mejorado las zonas de deporte, el transporte a la piscina municipal con entrada gratis sólo por ser campusero, un bar con chill out a precios reducidos, área de masajes y servicios de microondas. Todo con el objetivo de hacer sentir al asistente a la Campus Party como en casa. «Solo ha fallado el pack de bienvenida, unas chanclas. Un poco escaso creo yo» se queja Chema. Y es que este año la crisis económica se ha notado cara a los patrocinadores del evento pero suficientes como para ofrecer una edición sin que falte ningún tipo de detalles. «Es mi primer año y estoy encantado, vengo de Munich con un amigo y estoy aprendiendo más que en un curso intensivo, solo me falta mi novia pero para eso me he traído su foto en un marco», nos cuenta Basil. De momento, la Campus ha renovado por unos años más en Valencia y las novedades para una nueva edición ya están en marcha.