Según el informe 370 periodistas murieron asesinados entre 2004 y 2013 «en represalia directa por su trabajo» y el 90 por ciento de los casos quedaron impunes, «sin detenciones ni procesamientos ni condenas».
El CPJ también señala que si bien «en algunos casos el asesino o su cómplice fueron condenados, solo en unos pocos el autor intelectual compareció ante la justicia». «No se trata de una historia ni de un solo periodista asesinado, es toda la comunidad la que se siente intimidada», remarca Witchel.
«Los periodistas se sienten inseguros si asesinan a uno de los suyos y no hay una justicia oficial. Se construye un clima de intimidación, que puede llevar a que no se cubran temas importantes», añade.
Witchel señala que los temas que cubrían los profesionales asesinados con impunidad eran fundamentales para sus comunidades e iba desde delincuencia, corrupción, pasando por derechos humanos hasta conflictos y política.
El CPJ ha publicado el informe para conmemorar el Día Internacional para poner fin a la impunidad de los crímenes contra los periodistas, de la Organización de las Naciones Unidas, celebrado por primera vez este lunes.
El periodista de investigación Eric Mwamba, de República Democrática de Congo (RDC), nos cuentaS cómo el temor a ser detenido, torturado y a perder la vida ha afectado a su trabajo. «Por lo que sé, ninguno de los responsables de actos de violencia contra periodistas en África fue acusado».
Las leyes contra la difamación y la noción ambigua de desprecio también han servido para que la justicia congoleña trate de amordazar a la prensa, añade. El hecho ha impactado especialmente los trabajos económicos, observa. Debido a la estrecha relación entre intereses privados y públicos en la RDC, los funcionarios estatales también son empresarios de compañías investigadas, cita como ejemplo.
«Mientras fui presidente del Foro Africano de Reporteros de Investigación, estudié algunos casos. Recuerdo el de Didace Namujimbo, un periodista de Radio Okapi, asesinado en el este de la RDC. Las investigaciones judiciales, por desgracia, no arrojaron ningún resultado favorable». Y añade «Espero que con la caída del régimen del presidente Blaise Compaoré, en Burkina Faso, a comienzos de octubre, las nuevas autoridades ayuden a conocer la verdad sobre el asesinato de Norbert Zongo, otro periodista asesinado en 1988 en ese país».
Mwamba tuvo que escapar de la RDC por sus investigaciones periodísticas y ha vivido y trabajado en distintos países y regiones, desde África occidental hasta Australia. «No creo que haya nada peor que verse obligado a abandonar tu país por temor a perder la vida», nos dice.
En un debate organizado en la ONU el mismo lunes 3, los participantes discutieron el papel del foro mundial, de los gobiernos nacionales, de la justicia y del público en la lucha contra la impunidad por los delitos contra los profesionales de la prensa.
La corresponsal del canal de noticias Al-Arabiya, Nadia Bilbassy-Charters, quien hace poco informó sobre las violaciones de derechos humanos cerca de la frontera con Siria, se refirió a los enormes riesgos que afrontan los profesionales en Oriente Medio .
De hecho, dos de cada tres reporteros asesinados en los últimos años trabajaban en esa región. «Siria es un cementerio para la prensa y los periodistas», subrayaba.
Bilbassy-Charters observa que la mayoría de los periodistas asesinados en ese país son profesionales locales que trabajan por su cuenta y sin nadie que los proteja. «Asumen un riesgo enorme solo para decirle al mundo lo que ocurre. Y aun con ese riesgo, no sé si el mundo está respondiendo, en especial en Siria. Es un fracaso moral del siglo XXI lo que ocurre en Siria», asegura.
Seguridad para los periodistas y agenda de desarrollo post-2015
El director general adjunto de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), el etíope Getachew Engida, dijo en la conferencia que la agencia y organizaciones defensoras de los medios en todo el mundo abogaban por que se incorporara la libertad de medios a la agenda de desarrollo sostenible.
«Por ahora, la libertad de expresión, la seguridad de los periodistas y el fin de la impunidad no están incluidos como tales en la agenda propuesta para después de 2015», puntualiza. La Unesco aboga por «asegurar que se reconozca la importancia de la libertad de expresión para el desarrollo sostenible y por mejorar la seguridad de quienes hacen esto posible», indica.
«Cada periodista asesinado es un día sin noticias, un día en que se socava la libertad de expresión, se violan los derechos humanos, se debilitan el derecho y la democracia. El clima de terror causado por la impunidad arroja una sombra sobre el desarrollo sostenible en todas las sociedades», subraya Engida.
Joel Simon, director del CPJ y participante en el panel, subrayó que «en lo que respecta a la violencia real que se comete contra los periodistas y el grado de impunidad, la tendencia avanza en dirección equivocada. De hecho, los últimos dos años fueron los que han dejado más muertes y los más peligrosos que haya documentado» esta organización.
De hecho, en ese período, se registraron los números más altos de periodistas asesinados y detenidos.
«Me preocupa que los gobiernos, el sistema de la ONU y el público confundan consciencia, que es bueno, con avances», alerta.