La ONU ha llevado a su Asamblea General el problema de la desertificación en el mundo. Más de 100 Jefes de Estado y de Gobierno o Jefes de Delegación han participado en esta reunión en la que se ha tratado de encontrar la fórmula para hacer frente a la desertificación, la degradación de la tierra y la sequía.
La UE ha participado en la cumbre donde ha presentado una iniciativa destinada a estudiar las consecuencias económicas de la degradación del suelo. El comisario de Desarrollo de la CE, Andris Piebalgs, ha señalado que «la degradación de los suelos es un problema mundial con considerables repercusiones en la seguridad alimentaria, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad». El comisario espera que el estudio patrocinado por la UE, el Gobierno Federal alemán y la ONU, sirva para movilizar a los dirigentes mundiales sobre el problema y tomar medidas en las que participe el sector privado.
El suelo que se degrada y se desertifica en el mundo está en continua expansión, se debe a diversos factores, los cambios demográficos, los hábitos de consumo y de producción, a la excesiva explotación de las fuentes de agua exacerbado por el cambio climático y la sequía.
El problema no se limita a las regiones áridas, en la UE hay 12 Estados afectados. La ONU alerta de una especial incidencia del fenómeno en terrenos áridos, semiáridos y subhúmedos secos de América Latina y Caribe, Asia, el norte del Mediterráneo y Europa Central y Oriental.
Más de seis millones de hectáreas de tierras agrícolas de África han perdido la capacidad de retener el agua y su fertilidad, eso incide de una manera notable en la caída de la producción de alimentos. La FAO ha propuesto la creación de una alianza mundial de los suelos para proteger la seguridad alimentaria.
Las tierras áridas ocupan el 40% del suelo del planeta, en ellas viven las personas más pobres y más vulnerables y en estas tierras se ha registrado el 80% de los grandes conflictos armados de los últimos años. Pero además la población mundial aumenta y la producción de alimento deberá crecer en un 70% en 60 años. Es importante que la humanidad cuente con estudios científicos suficientes que permitan una gestión sostenible del suelo y de la producción de alimentos.