Weidmann ataca de nuevo contra las difusas promesas del presidente del BCE, Mario Draghi, de que hará todo lo necesario para salvar al euro. Si eso se traduce en la compra de deuda soberana nacional, el Bundesbank reitera que está en contra. En esta ocasión, desde las páginas de Der Spiegel, ha sido más gráfico: «no debemos subestimar el riesgo de que la financiación del BCE provoque una adicción, como una droga».
El primer cometido del Banco Central Europeo es frenar la inflación en la eurozona y sobre su intervención en los mercados, Weidmann alerta de que «semejante política no se diferencia mucho de la financiación nacional mediante la máquina de imprimir dinero».
Con todo, al banquero alemán no le preocupa tanto que se dispare la inflación como que se utilice la política monetaria europea para resolver problemas políticos de los Estados, por eso dice que «en democracia, son los parlamentos y no los bancos centrales los que deciden».
Puesto que la compra de bonos soberanos alejaría al BCE de sus objetivos reales, Weidman se permite hacer una recomendación al organismo monetario europeo: que «no garantice la permanencia de los Estados miembros de la eurozona a cualquier precio».