Quince jóvenes interpretan en un escenario el cuadro de Eugène Delacroix, «La libertad guiando al pueblo». Tanyia Ilieva, interpela al público y a las autoridades europeas. «Europa, ¿dónde estás? ¡Libertad!, ¡Revolución!, mientras agita la bandera búlgara con una mano y levanta una pistola en la otra. «Dimisión» contestan los miles de personas concentradas ante la sede del gobierno.
Varios embajadores europeos les apoyan en sus denuncias contra la «oligarquía» que domina el país desde la época soviética. El 8 de julio, los embajadores de Francia y Alemania pedían al gobierno que «escuchara a la sociedad, el modelo oligárquico no tiene lugar» en la UE. Ayer el embajador holandés apoyaba la declaración de sus homólogos y en una entrevista con el diario Kapital, destac que los búlgaros «protestan en nombre de los ideales y principios» y acusa al estado de «no ser neutral sino un instrumento al servicio de algunos intereses». Los ciudadanos piden que se «apliquen los valores europeos, transparencia, que les gobiernen líderes competentes y honestos, donde haya supremacía de la ley, y libertad de los medios de comunicación», señala van Kesteren.
Hace unos días la Comisión Europea mostró su preocupación por las protestas sociales y advirtió a Sofía que «no dudará» en utilizar «sus poderes» como ya ha hecho en el caso húngaro ante «posibles infracciones a la legislación de la UE o claros riesgos de violaciones serias de los valores de la UE». «Los actuales acontecimientos políticos y las manifestaciones en Bulgaria apuntan a la necesidad de reformar el país. También indican la profundidad de la preocupación de la sociedad búlgara sobre el Estado de Derecho», dijo Reding en un debate en la Eurocámara.
Durante estos días la policía ha detenido a varias personas, las últimas este fin de semana cuandoun grupo intentaba saltar una valla de seguridad junto al Parlamento. El ministro del interior ha alertado sobre una latente escalada de las tensiones.
El detonante de este movimiento fue el nombramiento, sin debate parlamentario, del jefe de los servicios de inteligencia, un controvertido empresario. El parlamento accedió a las demandas y rescindió rápidamente el nombramiento de Peevski, pero Plamen Oresharski se negó a dimitir por considerar que destabilizaría al país y sería perjudicial para su economía. Las últimas elecciones anticipadas en el país se realizaron hace apenas dos meses, tras renunciar el gabinete del primer ministro, el conservador Boiko Borissov.