Más de dos millones de personas han huido ya de Siria desde que empezara la guerra civil en 2011. El recrudecimiento del conflicto desde finales de 2012 entre rebeldes y las tropas del presidente Bashar al-Asad no han hecho otra cosa que alentar la huida masiva de gran parte de sus habitantes. Y muchos ven en Europa un refugio y una esperanza para el futuro.
Bulgaria, Estado miembro de la Unión Europea desde 2007, es el país europeo más próximo a Siria y adonde está llegando ya de forma masiva un elevado número de personas huyendo del terror de la guerra. Hasta 10.000 refugiados sirios podían haber entrado ya en el país, la gran mayoría de forma clandestina a través del monte Strandja, en la región de Elhoro, al suroeste del país. Se trata de una zona abrupta, de difícil acceso y de bosques frondosos donde a menudo los inmigrantes se acaban perdiendo.
El Gobierno de Bulgaria ha tomado una decisión con la idea de controlar la entrada de estas personas, muchas de ellas indocumentadas. Y lo ha hecho con el proyecto de levantar una gran alambrada de 30 kilómetros en la frontera con Turquía de tres metros de altura para evitar la entrada indiscriminada de inmigrantes sirios. Según el Gobierno, en lo que llevamos de año, más de 6.800 inmigrantes han entrado ya de forma irregular al país y otras 4.000 personas habrían pedido asilo, según la agencia para los refugiados búlgara.
Desde el Gobierno afirman sentirse desbordados por la situación. La falta de preparación y experiencia para lidiar con esta marea de refugiados, tal y como ha reconocido Kristalina Georgieva, comisaria europea para la Cooperación Internacional, Ayuda Humanitaria y Respuesta de Crisis, es patente, y ha advertido de que el país «ha fallado en la planificación de la crisis».
Bulgaria ya habría solicitado formalmente asistencia y ayuda financiera a la Unión Europea para hacer frente a esta situación y se espera que en los próximos días la UE se pronuncie al respecto.