Bruselas se propone actuar mejor ante desastres industriales

El papel de la UE ante la catástrofe ecológica de Hungría se ha reducido a la de mero coordinador de la solidaridad europea. La legislación comunitaria actual no da para más y la Comisión europea se propone mejorarla para poder dar una mejor respuesta también a los desastres de origen industrial.

Los cinco especialistas de la UE que pidió el gobierno húngaro evalúan ya en la zona el impacto ambiental del vertido de barro rojo. Un portavoz de la Comisión asegura que desde Budapest no ha llegado ninguna petición para beneficiarse del Fondo de Solidaridad europeo. El presidente del ejecutivo europeo, José Manuel Durao Barroso, visita hoy la zona del vertido tóxico.

La Comisión europea presentará antes de un mes una serie de propuestas para mejorar la respuesta comunitaria en caso de catástrofes, no sólo naturales, sino también las provocadas por la actividad industrial, como la ocurrida en Hungría. El compromiso lo ha anunciado el portavoz de Ayuda Humanitaria y Respuesta ante Crisis, Ferrán Tarradellas.

El actual Mecanismo de Protección Civil de la UE sólo da a Bruselas el papel de coordinador de la ayuda que pueden prestar los Estados miembros. En este caso, el gobierno húngaro pidió especialistas en Medio Ambiente y cinco expertos de Francia, Alemania, Bélgica, Suecia y Austria están ya trabajando en la zona. Primero evaluarán el impacto de los residuos tóxicos en el campo, los ríos y las aguas subterráneas y posteriormente propondrán soluciones para descontaminar las zonas afectadas.

Sobre la ayuda económica de la UE a Hungría ha habido cierta confusión. El primer ministro húngaro habló poco después del desastre de que existían fondos comunitarios para casos como éste y luego se dijo que Bruselas no podía concederlos porque están previstos sólo para casos de catástrofes naturales.

Ahora, el portavoz de Política Regional, Ton Van Lierop, dice que Hungría no ha pedido beneficiarse del Fondo Europeo de Solidaridad, creado en verano de 2002 para paliar los daños provocados por las inundaciones en el centro de Europa. Efectivamente, el fondo se pensó para las catástrofes naturales, siempre que no haya un seguro que cubra los gastos y que los daños superen los 591 millones de euros. Al parecer, en el desastre del barro rojo no se ha llegado a esa cifra.

En cualquier caso, el gobierno húngaro tiene tres semanas para reclamar la ayuda, aunque parece pronto para tener conclusiones sobre el alcance del desastre. Falta saber si se cumplían los requisitos que establece la directiva europea de residuos y si la fábrica de aluminio de donde procedía el vertido cumplía otra directiva sobre instalaciones industriales. La policía húngara detuvo ayer a Zoltan Bayonki, uno de los responsables de la fábrica. El gobierno ha anunciado en el Parlamento la intervención de la empresa, privatizada en los años 90.

El presidente de la Comisión europea, José Manuel Durao Barroso, ha viajado hoy a la ciudad húngara de Pécs y allí se ha entrevistado con el primer ministro húngaro. Barroso ha elogiado la rápida respuesta de las autoridades locales para hacer frente a la tragedia ecológica.