La Comisión europea se ha lanzado a poner orden en las finanzas de los Estados de la UE y busca efectividad endureciendo las sanciones contra los países que incumplan el Pacto de Estabilidad y Crecimiento.
Aquellos que superen reiteradamente el límite del 3% de déficit público se quedarán sin fondos de cohesión. Si el caso no es muy grave, estarán obligados a redirigir las ayudas europeas a mejorar sus finanzas públicas. Además la Comisión quiere imponer a los países con políticas fiscales inadecuadas la constitución de depósitos con intereses remunerados.
La deuda pública es el otro punto de preocupación. La propuesta es que los socios que superen el límite del 60% se verán sometidos a procedimiento de déficit excesivo, si el ritmo de reducción de deuda no va acompañado de una rebaja de la deuda.
El Pacto de Estabilidad prevé la aplicación de sanciones para los incumplidores, pero nunca se han impuesto. Cuando en 2003 Alemania y Francia superaban el déficit previsto y vieron de cerca las multas, forzaron una reforma del Pacto para hacerlo más flexible.
El presidente del ejecutivo comunitario, José Manuel Durao Barroso, dice que ya se han resuelto las emergencias más urgentes por la crisis griega, pero pide a los 27 que se tomen en serio las reformas necesarias para ir a la raíz del problema: «Seamos claros. Sin sanciones no habrá suficiente credibilidad. Por lo tanto insistimos: es importante que los Estados miembros respeten el Pacto de Estabilidad para tener este tipo de incentivos, porque si no, no serán creíbles.»
El propósito de la Comisión es establecer un "semestre europeo" al comienzo del año, durante el cual los ministros europeos debatan, junto con la Comisión, la compatibilidad de las cuentas y reformas de cada Estado.
Supervisar los presupuestos desde Bruselas
Barroso confía en que nunca deban aplicarse las sanciones y queden como amenaza sobre el papel pero, por si acaso, insiste en que sería mejor que la Comisión supervisase los presupuestos nacionales antes de ser aprobados por los parlamentos nacionales. Bruselas lo presenta como una «coordinación presupuestaria precoz a nivel europeo», para asegurar que ningún país va a desviarse poniendo en peligro a sus vecinos. La medida se aplicaría a los 27, aunque de forma reforzada a los miembros de la eurozona.
El gobierno francés considera útil la iniciativa y la canciller alemana, Angela Merkel, cree que es una buena idea porque «los presupuestos no son secretos... y esto no quiere decir que se cuestionen los derechos de los parlamentos nacionales.»
No todos piensan igual, los euroescépticos vuelven a ver intenciones de Bruselas de mermar la soberanía de los Estados y, aunque aún no se ha pronunciado, se estima que en esa línea se colocará el nuevo primer ministro británico, David Cameron. Los socios de la UE que cumplen la disciplina monetaria se sienten maltratados. El primer ministro sueco, Friedrik Reinfeldt, cuyo país no pertenece al euro, ha dicho que «Estados como Suecia que tienen en orden sus finanzas públicas no pueden ser tratados de la misma manera que los incumplidores». euroXpress