Bruselas considera que los cambios en la calificación de la deuda pública que han hecho en los últimos meses las agencias de rating han perjudicado a la economía de la zona euro. Por eso se propone endurecer las normas de funcionamiento y supervisión.
El comisario de Mercado Interior, Michel Barnier, ha abierto una consulta pública sobre una serie de medidas para favorecer la transparencia de esas agencias y la defensa de los Estados ante sus calificaciones imprevistas. La primera sería el aviso con tres días de antelación al país cuya nota se va a rebajar, para permitir a las autoridades monetarias argumentar contra la rebaja o aportar nuevos datos.
El ejecutivo comunitario justifica su propuesta en las consecuencias que tiene la rebaja en la calificación de un país sobre su estabilidad financiera. Para evitar el riesgo de abuso, se plantea que se informe exclusivamente a un número limitado de personas del gobierno afectado.
La Comisión quiere además que las agencias publiquen toda la información que han manejado para dar una determinada nota, y no un informe general como se hace ahora, y que se renueven las calificaciones cada seis meses. Además las agencias se someterían a un régimen de responsabilidad civil que permita actuar contra ellas en caso de negligencia o error que perjudique a los inversores.
El comisario Barnier se vuelve a quejar de que el sector esté dominado por tres grandes empresas, Fitch, Standard and Poor's y Moody's y plantea la aparición de una agencia europea de calificación de riesgos que aumente la competencia o que el Banco Central Europeo y los bancos nacionales elaboren sus propias calificaciones.