Tras casi dos años predicando el ajuste económico y los recortes presupuestarios drásticos, la Comisión Europea reacciona ante unos niveles de paro que ya considera «terribles e inaceptables» y el comisario encargado del asunto, Laszlo Andor , asegura que «la creación de empleo debe convertirse en una auténtica prioridad europea».
Así que la Comisión ha presentado en Estraburgo un largo paquete de medidas, con las que quiere reforzar la dimensión social y de empleo en la gobernanza de la UE y ofrece fórmulas, eso sí, teóricas, para involucrar a todos en la reactivación del mercado de trabajo.
A los estados miembros se les pide un refuerzo de sus políticas nacionales de empleo, que fomenten la creación de nuevos puestos de trabajo, mediante subvenciones a la contratación, trasvase de la fiscalidad del trabajo a impuestos medioambientales o apoyo al trabajo por cuenta propia. Bruselas ha identificado las tres áreas en las que hay posibilidades de empleo, nada menos que veinte millones de puestos hasta 2020: la economía ecológica, la salud y las tecnologías de la comunicación.
La Comisión dice haber aprendido de la crisis una lección que lleva a estimular la flexibilidad para reducir la inseguridad en el empleo y los costes fiscales. Pero ahí es donde sus recomendaciones son más retóricas. Quiere que los salarios sean dignos y sostenibles, sin trampas, que no haya un uso excesiva de contratos no estándar y que se den oportunidades a los jóvenes. Nada nuevo, pero cuantifica en cuatro millones de empleos las vacantes que hay en toda la UE y, por eso, Bruselas pide invertir más en capacidades para superar la inadecuación en los mercados de trabajo de Europa.
Como en otros ámbitos, la UE cree que el mercado único es una fuente de oportunidades y también en el empleo y eso ya es responsabilidad que asume la Comisión. De modo que se compromete a eliminar obstáculos jurídicos y prácticos a la libre circulación de trabajadores, pero también pide a los Estados que eliminen restricciones para trabajadores extranjeros y concretamente cita a los procedentes de Rumanía y Bulgaria para que no se impida su acceso a empleos en las administraciones públicas.
La UE quiere además tener una verdadera oficina europea de empleo y se propone transformar EURES, el INEM de la UE, en un verdadero instrumento de colocación y contratación.
El presidente del ejecutivo comunitario, José Manuel Durao Barroso, definitivamente ha cambiado su mensaje y asegura que «juntos, podemos conseguirlo. Los Estados deben aprovechar las oportunidades, movilizar recursos existentes y estimular sus mercados de trabajo en estrecha cooperación con los interlocutores sociales».