El lunes la portavoz de la canciller alemana advertía de que no se cumplirán los «sueños» de quienes esperan el fin de las turbulencias financieras tras la cumbre europea. Casi a la vez, el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, dijo que no esperaba «soluciones permanentes».
Jarro de agua fría para los más optimistas y contradicciones con las perspectivas de otros líderes europeos y de la propia Comisión Europea, que había marcado su propia hoja de ruta para la cumbre de jefes de Estado y de gobierno del día 23.
Hoy el portavoz de la CE, Amadeu Altafaj, se ha referido a los elementos que propuso Barroso como imprescindibles e interrelacionados para dar la respuesta definitiva a la crisis: solucionar los problemas de Grecia, reforzar los mecanismos de la zona del euro para combatir la crisis, recapitalización del sistema bancario, adelantar las políticas para impulsar la estabilidad y el crecimiento, y establecer una gobernanza económica más robusta e integrada.
Altafaj ha recordado que los ministros de Finanzas del G20 pidieron en París el pasado fin de semana medidas contundentes a Europa para evitar el contagio de la crisis. La UE debería llevar las soluciones acordadas el domingo próximo a la cumbre de líderes del G20 a comienzos de noviembre.