La Comisión Europea que empezó sus pesquisas en 2010 para averiguar si había posición dominante por parte del gigante informático al favorecer sus propios productos de Google Shopping en las búsquedas de Internet, en detrimento de su competencia.
Vestager cree que el motor de búsqueda abusó de posición dominante en los mercados, «favoreciendo sistemáticamente la posición de sus propio productos en las páginas de resultados de búsquedas generales». Asimismo, afirma que Google tiene ahora la oportunidad de convencer al Ejecutivo comunitario de que no ha incurrido en un comportamiento monopolístico, pero advierte de que «si la investigación confirma nuestras preocupaciones, Google tendrá que hacer frente a consecuencias legales y cambiar la manera de hacer negocios en Europa».
El ejecutivo comunitario le ha dado un plazo máximo de diez semanas pero que intente enmendar su situación. La comisaria danesa, que sustituyó al español Joaquín Almunia en la comisaría, ha tardado tan sólo cinco meses en acusar a Google. Almunia por el contrario, intentó apostar por llegar a un acuerdo que no ha sido posible, ante las quejas de sus competidores.
La multinacional ahora tendrá que defenderse. Sin embargo, en caso de que Competencia considera insuficientes las explicaciones del gigante estadounidense, podría imponer una multa histórica que superaría los 6 000 millones de euros, lo que supondría un 10% de su facturación. Paralelamente a la acusación formal, Vestager también anunció la apertura de una investigación sobre «la conducta de Google en relación con el sistema operativo móvil Android». Bruselas sospecha que la empresa ha vulnerado las normas de competencia obstaculizando el desarrollo y acceso a los mercados de sistemas de explotación, aplicaciones y servicios para móviles inteligentes competencia de Android.
A vueltas con Google
No es la primera vez que el motor de búsqueda está bajo supervisión de Bruselas. Hace tres años, el entonces comisario de Competencia, Joaquín Almunia, ya alertó a Google de que debía corregir sus prácticas monopolísticas. Era mayo de 2012, y el español exigió al gigante de Internet que tomara medidas en cuestión de «semanas». Google desde entonces intentó rectificar en varios frentes: cuando un usuario realiza una búsqueda, Google muestra enlaces de sus propios servicios verticales de forma preferencial, en detrimento de sus competidores o también fue acusado de copiar contenidos de sus competidoras sin autorización, como críticas de restaurantes y de viajes, aprovechándose de otras empresas. En algunos aspectos acató las recomendaciones del Ejecutivo, pero no ha sido suficiente. Las pesquisas en Bruselas continuaron, hasta que la acusación formal se ha interpuesto esta semana.
Asimismo, el eurodiputado por Convergència Democràtica, Ramon Tremosa, es quien se ha encargado de redactar el informe contra las prácticas monopolísticas de Google. En diciembre de 2014, la Eurocámara votó una resolución, propuesta por Tremosa, que instaba a 'trocear' Google, y otros gigantes de Internet para intentar minimizar el efecto de su posición dominante. Ello consiste en separar la función de motor de búsqueda de la comercialización de productos, la razón por la que esta semana ha sido formalmente acusado.