En una comparecencia ante la comisión de Asuntos Económicos del Parlamento Europeo, Rehn no ha hablado de rescate, sino de línea de crédito para «la necesaria restructuración y recapitalización del sector bancario del país», al presentar las recomendaciones de la Comisión Europea para que los Estados de la eurozona corrijan sus desequilibrios.
Los dos asuntos están relacionados porque el comisario ha querido dejar claro que a cambio de la ayuda financiera no se exigen a España nuevas condiciones en política fiscal o reformas estructurales, pero sí deberá cumplir los compromisos que tiene por estar bajo procedimiento de déficit excesivo y eso incluye medidas de ajuste.
«Las condiciones se centrarán en el sector bancario y financiero... No habrá nuevas condiciones en materia de política presupuestaria y reformas estructurales porque estas cuestiones ya se abordan en la gobernanza económica reforzada y se aplica la condicionalidad normal», dijo Rehn.
Y esa condicionalidad normal quiere decir que el Eurogrupo podrá interrumpir el crédito si España incumple los objetivos de déficit y las recomendaciones de Bruselas, entre las que se encuentran la subida del IVA, la aceleración del retraso de la edad de jubilación o la supresión de deducciones por vivienda.
El comisario no ha aclarado de dónde saldrán las ayudas a la banca española. Puede ser del actual Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) o del Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera (MEDE), que debe entrar en vigor en julio pero aún no ha sido ratificado por todos los Estados. Esta segunda posibilidad ya ha tenido repercusión en los mercados, porque hace que los bonos españoles sean menos atractivos para los inversores.
Ante los eurodiputados, Rehn ha defendido que, en el futuro, el fondo de rescate pueda recapitalizar directamente a los bancos, sin pasar por los Estados, para»romper el vínculo entre deuda soberana y los bancos, que actualmente está creando y reforzando una espiral negativa en la economía europea».