«Parece que hay intereses empresariales considerables en el BRICS, que, quizá irónicamente, se ha vuelto una marca comercial para que cada uno de sus gobiernos impulse sus lazos comerciales y económicos en sus respectivas comunidades de negocios», dice Draper, que hace poco ha regresado a su país de Moscú, donde ha participado en una serie de reuniones vinculadas al Grupo de los 20 (países industrializados y emergentes, G-20).
¿Fue el comercio, la economía o principalmente la política lo que llevó a la creación de IBSA y de BRICS?
Peter Drape.- La política es el principal motor de ambos. IBSA se creó con el objetivo expreso de hacer lobby para conseguir un asiento para cada uno de sus miembros en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas. Con el tiempo se volcó hacia la política exterior y, por supuesto, hacia la economía.
El hecho de que cada uno de sus miembros sea una potencia democrática en desarrollo sirve de «adherente» adicional, pero no parece que baste para sostener al grupo. De hecho, hay quienes creen que uno de los objetivos de China con su apoyo al ingreso de Sudáfrica al BRICS era socavar a IBSA.
Dicho esto, creo que el motor principal del BRICS es geoeconómico, en especial la reforma de los sistemas financieros y comerciales internacionales.
¿Necesitamos a los dos? ¿Son sostenibles?
PD.- Desde el punto de vista de Sudáfrica, creo que sí. La discusión entre estados en desarrollo democráticos es importante, de lo contrario corremos el riesgo de estar muy influidos por las grandes potencias euroasiáticas autoritarias como China y Rusia.
Geográficamente, también estamos cerca de India y de Brasil, y en menor medida estamos bien ubicados para facilitar los vínculos comerciales y económicos entre nosotros. En otras palabras, tenemos más en común con India y Brasil que con Rusia y China.
Pero potenciar el peso de China, en particular en las discusiones geoeconómicas internacionales, es un buen objetivo al que apuntar, aun cuando es difícil de lograr en la práctica. Hacia ahí llevaría la discusión respecto del BRICS.
¿Cuál es el próximo paso en la evolución de alguno de los bloques o de los dos: crear un área de libre comercio o una secretaría a tiempo completo?
PD: Ninguno de los dos. Creo que ambos van a seguir siendo grupos informales en un futuro cercano, coordinados por los gobiernos de los estados miembro. En este sentido no los llamaría «bloques», más bien «clubes» o «agrupaciones», para expresar su naturaleza informal y no vinculante. Más parecidos al G-7 (grupo de países más ricos: Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón) o el G-8 (los anteriores y Rusia).
¿Prevé que haya una mayor coordinación de políticas, y por lo tanto que tengan mayor capacidad de negociación en foros internacionales, en temas de economía o ambiente, entre otros asuntos?
PD: Ya hay bastante coordinación en el concierto internacional con diferentes grados de éxito. Pienso que eso seguirá igual hasta que organizaciones puntuales como la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y la Organización Mundial del Comercio, o agrupaciones, en especial el G-20, logren avances.
¿Cree que pueda haber algún conflicto entre las relaciones de Sudáfrica con otros mercados emergentes y sus ambiciones en África?
PD: Si su objetivo principal es la diplomacia económica externa, como dije antes, entonces no creo. De hecho, Sudáfrica puede hacer que su relación con estas potencias, en especial con China, contribuya al desarrollo del continente e incluso modere el comportamiento de sus socios.
En materia de negocios, hay una competencia sustancial obvia, pero también una serie de asociaciones orientadas a los mercados africanos, como la relación entre el Standard Bank, de Sudáfrica, y el ICBC (Banco de Industria y Comercio) de China.
¿El BRICS o IBSA llaman la atención de Bruselas, Washington y Tokio?
PD: El BRICS ha atraído mucha atención, la mayoría profundamente escéptica. IBSA también llamó la atención cuando se formó, pero desde que surgió el BRICS, en mi opinión, quedó fuera del radar. Obviamente, toda agrupación que incluya a China será minuciosamente observada en Occidente.
Usted ha estado en Moscú, ¿cuál es su análisis sobre el respaldo de Rusia al BRICS?
PD: Creo que se lo toman en serio y creen que sirve para coordinar políticas en las negociaciones internacionales y como forma de apoyar los esfuerzos para reemplazar el dólar como divisa en las transacciones globales.
Pero no veo que apoyen a un posible Banco de Desarrollo del BRICS, pues ya respaldaron la creación del Banco de Desarrollo Euroasiático y sus reservas están puestas allí. En lo que respecta a grandes proyectos, el BRICS tiene sus limitaciones.