Hace tiempo que están ahí, pero ahora muestran todo su potencial, su poder militar, político y económico. Inundan el mundo con sus productos, exhiben con desparpajo su creatividad y juventud. Son los BRICS, las nuevas potencias del siglo XXI. Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (con una presencia simbólica por ser la potencia regional del continente africano). Esta semana los presidentes de esos cinco países se han reunido en la isla de Hainan.
Hace 3 años pidieron más peso político y económico en el G-20, no consiguieron lo que querían y han decidido reunirse en solitario. Otros, Indonesia, Turquía o México, llaman a su puerta. En esa reunión no tomaron ninguna decisión sólo quisieron dejarle claro a Europa y Estados Unidos que quieren más poder en los organismos internacionales con peso decisivo en materia política y económica: el Consejo de Seguridad de la ONU y el Fondo Monetario Internacional. Y ponen sus razones sobre la mesa: representan a más del 40% de la humanidad (unos 3.000 millones de personas), son el motor del 61% de la economía mundial, y sus economías, sobretodo la china, crecen alrededor de un 9% anual. Entre los cuatro ostentan casi el 80% de la deuda en títulos federales de Estados Unidos, y el 60% de las reservas monetarias del mundo.
China, dicen, se ha convertido en el banquero de Estados Unidos y ya es la segunda potencia económica mundial desbancando a Japón. Alemania sigue siendo la cuarta seguida de Reino Unido y Francia. Pero les acechan Rusia y la India.
Eso sí, no son un grupo homogéneo. China es exportadora de manufacturas e invade los mercados mundiales pero necesita materias primas. Rusia exporta energía; Brasil, agricultura y la India mantiene una política proteccionista. Tres de ellos (China, India y Rusia) son potencias nucleares y tienen graves conflictos internos y con sus vecinos. India, Brasil y Sudáfrica son auténticas democracias, no se puede decir lo mismo de China y Rusia, donde los grupos opositores son perseguidos y no se respetan los derechos humanos.
El crecimiento de todos ellos, como también pasó en los inicios de la Europa industrial, se sustenta con sueldos muy bajos y muy poco respeto por el medio ambiente. Y todos son potencias regionales y han aumentado sus gastos militares. Según el último informe del SIPRI (Instituto Internacional de Investigación para la Paz) de Estocolmo, el gasto militar mundial moderó considerablemente su ritmo de crecimiento en 2010. Europa es la única región que registra una reducción del gasto militar. China elevó su gasto un 189%; Rusia un 82%; India, un 54% y estamos hablando de países situados en una zona muy convulsa. Por el contrario cuatro países europeos, Reino Unido, Francia, Alemania e Italia redujeron su presupuesto de defensa (aunque en términos absolutos siguen estando entre los primeros 10 inversores del mundo).
Y el optimismo también se traslada hacia Oriente. Una encuesta internacional de Win-Gallup a unas 60.000 personas de 53 países muestra que mientras sólo el 3% de los franceses o el 8% de los británicos entrevistados creen que su situación económica va a mejorar, el 58% de los chinos ven con ilusión su futuro. La bonanza económica siempre empuja al entusiasmo.