Según la prensa noruega, los psiquiatras que hicieron el segundo informe sobre la salud mental de Breivik, afirman que el acusado ha recibido cartas en la prisión con declaraciones de apoyo y que él mismo reconoce que mantiene contacto con seguidores de más de veinte países.
Breivik ha reconocido que viajó a Liberia para encontrarse con un militante nacionalista serbio, que sería uno de los fundadores de la organización ultraderechista, los Caballeros Templarios, pero se ha negado a confirmar supuestos contactos con otros militantes de extrema derecha. La fiscalía duda de la existencia real de la red.
Las declaraciones del acusado en el juicio por la muerte de 77 personas escandalizan a la sociedad noruega ante la frialdad con la que Breivik repite que «lo haría otra vez». En su comparecencia ante el tribunal, dijo orgulloso que «he llevado a cabo el ataque político más sofisticado y espectacular que se haya cometido en Europa desde la II Guerra Mundial». Afirmó que «ataques del 22 de julio fueron preventivos para defender al pueblo noruego y a la etnia noruega», por lo que pide su absolución.
En una larga declaración leida ante los jueces, Breivik llegó a decir que sus víctimas «no eran inocentes ni niños, sino activistas políticos que trabajan por el multiculturalismo».