En el Estadio Nacional de Brasilia se disputaba uno de esos choques que a cualquier futbolista, entrenador o aficionado no le gusta jugar. Una final, sí, pero de consolación, en la que el máximo premio al que se aspira es a ser el tercer clasificado de, en este caso, un Mundial de fútbol. En el caso de Brasil, ni ganando a Holanda le hubiera servido para olvidar los horrores mostrados ante Alemania en semifinales. Pues bien, ni al último escalón del podio se han podido subir los de Scolari en 'su' torneo, porque han sufrido en sus carnes una nueva derrota (0-3) que demuestra que lo del martes no fue fruto de la casualidad.
Algunos cambios en los onces iniciales por uno y otro bando. Los europeos salieron sin Sneijder, lesionado durante el calentamiento. Tiraron de un doble pivote compuesto por De Guzmán y Clasie, y con Wijnaldum más adelantado. La anfitriona presentó más novedades. Maxwell sustituyó a Marcelo en el carril izquierdo y Fernandinho se fue al banquillo acompañado por el cuestionado Fred. Para recomponer el esquema, el técnico brasileño optó por incluir a Ramires en banda derecha, meter a Willian de enganche y dar la responsabilidad ofensiva del equipo a Jo Alves. No funcionó.
En el tercer minuto de partido le dieron la primera en la frente a los amarillos. Robben supera a Thiago Silva en carrera y cuando se dispone a plantarse ante Julio César, es derribado por el '3'. El árbitro decreta penalti y amarilla. La jugada era de falta fuera del área y roja, al ser el zaguero el último hombre y agarrar al del Bayern ligeramente antes de que pisara área. Van Persie no erró la ejecución de la pena máxima a pesar de que el portero adivinó la trayectoria.
Ahí no acabaría el suplicio para los locales. En el segundo acercamiento con peligro de los tulipanes, De Guzmán –en posición de fuera de juego- recibe un pase de Robben y centra al corazón del área. David Luiz despeja de cabeza con la 'fortuna' de que la pelota cae en dominio de Blind en el punto de penalti. Otro gol. 0-2 en el minuto 16. Lloviendo sobre mojado.
Reacción sin beneficio
En dos salidas ya se la había montado Holanda a la Canarinha. Necesitaba espabilar y así lo hizo. Al menos lo intentó. Un tiro de Óscar que detuvo sin problemas Cillessen fue lo más peligroso durante la primera parte. Al inicio de la segunda, un remate cruzado de Ramires anunciaba los mejores minutos de Brasil sobre el verde. En ese lapso, dos jugadas polémicas. En una, el centro de Maicon al área se estrella entre el pecho y el antebrazo de Vlaar sin decretar el trencilla ninguna infracción. En la otra, Óscar es zancadilleado por Blind también dentro del área, pero la cartulina amarilla es para el del Chelsea por simular penalti.
Merecía el combinado de Scolari marcar al menos el tanto de la honra, pero ni para eso tendrían algo de fortuna. Tanto fue así que hasta recibieron un tercer gol. Ataque en el costado derecho de Janmaat y pase destinado a Wijnaldum, quien, rodeado de defensas, bate a Julio César para poner la guinda.
Buen campeonato el de la selección neerlandesa. Van Gaal ha sido capaz de dotar de un estilo definido al equipo y le ha devuelto al primer nivel mundial tras el fracaso cosechado en la Eurocopa de Polonia y Ucrania. Sin embargo, los europeos continúan sin alzarse con el trofeo que les reconoce como el mejor conjunto del planeta. Volverán a intentarlo en cuatro años, en Rusia, sin alguna de sus estrellas pero con un bloque más sólido y maduro. Brasil, por su parte, se despide de la peor manera posible, ofreciendo una paupérrima imagen ante su público y, para más inri, sin presenciar la entrega de premios de su verdugo.