Nadie le dijo a Diego Armando Maradona aquel 8 de julio de 1990 que su selección, la argentina, iba a estar tanto tiempo apartada del primer nivel futbolístico. Ese día, la Albiceleste perdió la final del Mundial de Italia ante Alemania Federal y hasta hoy no ha vuelto a estar entre las cuatro mejores. Lo ha conseguido con un Gonzalo Higuaín en plan estelar.
Para superar la maldición de cuartos de final tenían los sudamericanos que vencer a una Bélgica destapada como una de las aspirantes a incendiar el torneo. Wilmots repitió la táctica empleada ante Estados Unidos y sacó a Origi desde el inicio sentando a Lukaku para que el del Chelsea aprovechara el desgaste de la defensa contraria en la segunda parte. Tampoco salió Mertens. Sabella, por su parte, tampoco pudo contar con Agüero para este partido y alineó a Lavezzi como sustituto. Además, Demichelis acompañaría a Garay en el centro de la zaga sustituyendo a Federico Fernández y Basanta ocuparía el lateral de Rojo debido a la suspensión de éste por acumulación de amonestaciones.
Comenzó muy bien Bélgica. Durante los primeros compases le imprimió mucho ritmo al partido, lo cual demostraba la tremenda ilusión generada en el país con la posibilidad de disputar las segundas semifinales de su historia. Argentina advirtió el peligro y pronto se amoldó a la circunstancia. En la primera llegada seria, la pelota acaba en pies de Higuaín tras un pase que parecía frustrado de Di María, y el 'Pipita' no se lo piensa dos veces al chutar cruzado desde la medialuna y superar a Courtois.
Ahí comenzaron los mejores minutos de la doble campeona del Mundo en Brasil, que controlaba el partido sin penurias, con seguridad defensiva y enviando balones sobretodo a Di María. El 'Fideo' estaba superando a todos sus contrarios en el uno contra uno y, en un contragolpe nacido en las botas de Messi, su disparo chocó contra el cuerpo de Kompany. En esta acción se lesionó el jugador del Real Madrid, que se retiró del terreno de juego siendo sustituido por Enzo Pérez. Mucho mejores 'los gauchos' durante la primera media hora.
Una falta lanzada ligeramente alta por el '10' argentino y un testarazo de Mirallas desde dentro del área que se marchó lamiendo el poste de la portería de Romero ponían fin a un primer tiempo en el que Bélgica no había demostrado el por qué de su presencia entre las ocho mejores selecciones del Mundo.
Bélgica, de menos a más en la segunda mitad
El paso por la caseta no trajo grandes cambios al partido. Al menos durante los primeros diez minutos del segundo acto. Argentina quería seguir teniendo el esférico y mimarlo como hasta entonces. La Albiceleste pudo conseguir el gol de la tranquilidad en el 55, momento en el que Higuaín sorteó a una batería de defensas belgas –caño a Kompany incluido- y se plantó delante de Courtois enviando la bola al travesaño. Gran jugada y mejor partido el del ex madridista.
No haber conseguido el 2-0 traería de cabeza a los de Sabella, que verían como poco a poco los europeos se multiplicaban en labores ofensivas. Primero Fellaini cabeceaba alto un centro de Vertonghen y después era Romero el que evitaba el empate con una intervención a un despeje de Garay hacia su propia meta. Tanto Lukaku como Mertens habían ingresado poco antes en las filas belgas.
Los 'Rode Duivels' continuaban ganando metros y cada vez sus acciones eran más merecedoras de igualar la contienda. Como ejemplo, un remate de De Bruyne que chocó en un defensor y que no entró en la portería de milagro. Pero los de Wilmots ya dejaban espacios en defensa y Messi, siempre con la caña preparada para aprovechar este tipo de situaciones, desafió a Courtois en un nuevo uno contra uno. El guardameta del Atlético de Madrid le ganó la partida al crack del Barcelona y, en la jugada siguiente, un pase de la muerte de Lukaku era repelido por la zaga albiceleste llegando el rechace a Witsel, quien reventó el balón desde la frontal del área, sin fortuna.
Con el triple pitido final, invasión de campo de los suplentes del equipo vencedor. Todos juntos lanzan un mensaje: Argentina ha vuelto y tiene hambre. Hambre de coronarse como el mejor conjunto nacional del planeta, algo que no consiguen desde México 1986. A dos pasos están de alcanzarlo. En el primero, el de semifinales, las estadísticas les son favorables, ya que en las cuatro rondas de este tipo disputadas por los argentinos en un campeonato del Mundo, han resultado ganadores.
Holanda sufre lo indecible para llegar a semifinales
Holanda empezó el Mundial goleando a la excampeona del Mundo, España, y ha acabado a punto de ser eliminada por la cenicienta de Brasil2014, Costa Rica. 129 minutos necesitó la oranje para doblegar a los centroamericanos. Fue en la tanda de penaltis. Algo casi pocas veces visto, el entrenador cambiando al portero titular en los últimos minutos de la prórroga para hacer frente a la decisiva tanda de penaltis. Louis Van Gaal sentó en el banquillo a Jasper Cillessen en el minuto 120 y funcionó. Tim Krul, el guardameta del Newcastle, debutó en el mundial y fue el héroe de su país y uno de los dos protagonistas de la noche. Detuvo dos disparos, el del capitán Bryan Ruiz y el de Michael Umaña.
El cancerbero adivinó todos los disparos de los jugadores latinoamericanos y paró dos penas máximas dejando el marcador en un apuradísimo y definitivo 0-0 (4-3). Aunque los europeos fueron los que dominaron el partido durante la primera y la segunda parte, los ticos le pusieron las cosas muy difíciles, incluso estuvieron a punto de dar la sorpresa hacia el final del partido.
La selección de Van Gaal ha tenido las mejores ocasiones del partido, ha dominado absolutamente todos los minutos, pero sus delanteros han chocado contra el talento y la inspiración del exguardameta del Levante, Keylor Navas. Sin duda este es el mundial de los arqueros y de las selecciones humildes. Varias de ellas han dado la sorpresa, como ha sido el caso de Chile y de la propia Costa Rica. Navas, que la próxima temporada podría jugar en el Real Madrid o el Bayern, ha realizado otro partido espectacular con intervenciones portentosas. Paró un mano a mano a Robin Van Persie, con los pies un disparo a quemarropa de Memphis Depay, y un cabezazo de Snjeider.
Los centroamericanos le cedieron la pelota y el control del balón a los europeos, pero los tulipanes, no pudieron rematar sus inacabables jugadas, que se estrellaban una y otra vez en los palos o en el omnipresente Navas. Costa Rica intentaba sorprender a Cillesen al contragolpe, pero tampoco sus delanteros estuvieron acertados en los últimos metros. Holanda intentó por todas mandar el esférico al fondo de la red, y a punto estuvo de conseguirlo en los últimos minutos de la primera parte de la prórroga, cuando Navas sacó una pelota a Ron Vlaar y desvió, no se sabe como, otro disparo de Sneijder cuando el partido y Holanda agonizaban.
Acabados los 120 minutos, sólo quedaba esperar suerte. Y entonces apareció otro portero: Krol, mientras Navas se venía abajo, su contrincante se alzaba con el protagonismo del encuentro y facilitaba que la Naranja Mecánica jugará la cuarta semifinal de su historia. Será ante Argentina, que también tiene sed de victoria. La cita en Sao Paulo el 9 de julio a las 10 de la noche hora Central Europea.