Estamos rodeados de datos. Creados por las personas o generados por máquinas como los sensores que recopilan información sobre el clima, las imágenes por satélite, los vídeoss digitales, los registros de las transacciones comerciales, las señales de GPS. El CEEDs Project, la organización que intenta desarrollar nuevas tecnologías para apoyar las experiencias humanas, parece haber entendido a la perfección la premisa del educador sudamericano y ha creado BrainX3, un instrumento capaz de ponerla en práctica. La idea ha sido financiada por la Unión Europea y países como Alemania, Reino Unido, Holanda o Estados Unidos desean exponerla en sus museos.
Decía Félix Campoverde, un catedrático universitario y consultor empresarial ecuatoriano, que «la única manera de ser competitivos y mantener un balance en nuestras vidas no es trabajar más, sino trabajar mejor». El funcionamiento de BrainX3 trasciende más allá de la vida terrenal, combinando ésta con una realidad virtual plagada de información. Permite a cualquier usuario navegar entre los datos de tal modo que, por medio de unos sensores, se le presente una cantidad apropiada de los mismos de acuerdo a sus reacciones al examinarlos. Para medir tales reacciones, el aparato tendrá en cuenta desde los simples gestos hasta el ritmo cardíaco, sin olvidarse a su vez de los movimientos oculares. Así, como explica Jonathan Freeman, coordinador de CEEDs y profesor de Psicología de la Universidad de Londres, «el sistema detecta cuándo los participantes empiezan a sentirse fatigados o sobrecargados de información y se adapta en consecuencia».
Freeman también destaca la utilidad de un invento destinado a revolucionar todavía más el espectro tecnológico. El educador reconoce que «allá donde exista un cuantioso volumen de datos que requiera una gran inversión de tiempo o esfuerzo, hay posibilidades de aplicarlo». Será posible, por tanto, su utilización en todos los gremios para mejorar la eficacia y la eficiencia e incrementar asimismo la productividad.
Los neurocientíficos fueron los primeros en constatar el perfecto funcionamiento de BrainX3. A ellos consiguió guiarles, mediante señales subliminales, hacia diferentes parcelas de datos que resultaban más interesantes para cada uno de ellos.
Instituciones y Estados, muy pendientes de BrainX3
A tenor de la expectación que ha levantado la máquina, la Unión Europea ya se ha embarcado en la iniciativa. Bruselas ha aportado 6'5 millones de euros dentro un plan destinado a apoyar a las tecnologías futuras y emergentes. Por su parte, la Comisión Europea ya ha recordado a los diferentes gobiernos nacionales que deben estar al tanto de cómo evoluciona el sector del manejo y control de los macrodatos.
Varios museos de países como Estados Unidos, Reino Unido, Holanda o Alemania ya han mostrado interés en exponer el sistema. En el país germano, la tecnología de CEEDs lleva aplicándose desde 2012 en el memorial Bergen-Belsen. No obstante, los 16 científicos que componen el proyecto tienen todavía un largo camino por recorrer. Actualmente mantienen conversaciones con diferentes organizaciones públicas y privadas para desarrollar aplicaciones que permitan, por ejemplo, estudiar más a fondo el clima y el suelo de África para que, de esta manera, los agricultores locales tengan la posibilidad de optimizar sus cosechas.