Biocarburantes certificados

Una etiqueta certificará que los biocarburantes que se utilicen en la Unión Europea serán verdaderamente sostenibles desde su origen en un lejano y exótico país hasta nuestro vehículo o nuestra calefacción.

El certificado será voluntario para las empresas que quieran comercializar sus biocombustibles en la UE. Los carburantes que no cumplan con las normas se podrán seguir comercializando pero tendrán una penalización indirecta. Los que no cuenten con el certificado no computarán como energías renovables en el país en el que se utilicen y las empresas no recibirán ayudas para su producción.

plantación para biodiesel
Plantación para biodiesel en Europa/Foto:CE

La Comisión Europea ha dictado las normas, ahora deben ser los Gobiernos, las industrias o las ONG los que creen la etiqueta que certifique que los biocarburantes producidos o importados a la UE son verdaderamente sostenibles. Deben asegurar que contaminan «al menos un 35% menos» que los combustibles fósiles y que los cultivos de los que proceden no están en zonas protegidas.

El comisario de Energía, Günter Oettinger piensa que la UE ha creado «los criterios más duros de todo el mundo» en materia de sostenibilidad.

Para conseguir el sello, la empresa deberá «pagar y aceptar» una auditoría independiente que acredite que el carburante que vende respeta los estándares europeos desde el cultivo de la materia prima hasta su comercialización, pasando por la producción y el transporte. El resultado debe de ser de un 35% menos de emisiones a la atmósfera con respecto a un combustible fósil convencional. Ese porcentaje aumentará hasta el 50% en 2017 y hasta el 60% en 2018.

La Unión Europea importa el 30% de los biocombustibles que consume, especialmente de Brasil, Guatemala, Nicaragua y Pakistán. Con el certificado se asegura que la materia prima no ha sido cultivada en terrenos que antes fueron bosques, humedales o zonas naturales protegidas que se han deforestado. Entre las medidas aprobadas se hace referencia explícita a la «protección de la naturaleza virgen» y se aclara que la transformación de un bosque en plantación de aceite de palma infringiría claramente los requisitos de sosteniblidad.

También se deben elaborar respetando los derechos humanos, lo que excluye la mano de obra infantil.

El certificado será voluntario para todas aquellas empresas que quieran vender sus biocombustibles en la UE. Los que no quieran pasar la revisión tendrán unas penalizaciones indirectas, tanto el país que lo permita ya que no se computará dentro de los objetivos nacionales de energías renovables como las empresas que no podrán recibir ayudas.

Se trata de llegar al año 2020 cumpliendo el objetivo global de que el 20% de la energía que se consuma en la Unión Europea procederá de renovables.