La Alta Representante para la Política Exterior y de Seguridad europea, la baronesa Catherine Ashton, se enfrenta este viernes a los 27 ministros de Exteriores de la UE. Será en un consejo informal en Córdoba, uno de los llamados Gymnich, porque en ese castillo alemán se celebró la primera reunión de este tipo en 1974.
Ashton llega a la ciudad andaluza cuando las críticas por su gestión, o por su no gestión, aumentan entre los socios comunitarios. Falta de inexperiencia, desinterés por el cargo y ausencias inexplicables, como la de este fin de semana en Granada en la Cumbre UE-Marruecos, son algunas de las observaciones que se hacen en muchas cancillerías europeas.
Con este ambiente caldeado, la baronesa tendrá que explicar a los 27 otro asunto aún más caliente, los trabajos para la puesta en marcha del Servicio de Acción Exterior de la UE (SEAE), una de las novedades estrella del Tratado de Lisboa, que debe representar los intereses de la UE en la red diplomática más fuerte del mundo y que debe aprobarse definitivamente durante la presidencia española, supuestamente en abril.
Pero por ahora todas las espadas comunitarias están en alto. A las diferencias de visión entre los Estados por agrandar o minimizar el papel del Servicio Exterior, se suman ahora las peleas entre las propias instituciones para tomar posiciones en un organismo de tanta influencia. Las principales sospechas recaen en la Comisión europea, que aportará el mayor número de funcionarios al Servicio y que ya ha sentado un precedente mal recibido entre los Estados socios: el nombramiento como embajador en Washington del portugués Joao Vale de Almeida, ex jefe de gabinete y amigo de Barroso.
Las intrigas parecen ser tan evidentes que los ministros de Exteriores de Reino Unido y Suecia, David Miliband y Carl Bildt, han escrito una carta pública a sus colegas europeos en la que piden a Ashton que aproveche la cita de Córdoba para allanar el camino: El SEAE tiene que poder asegurar un papel de mayor protagonismo de Europa. Tiene que ser tanto eficaz como flexible para poder adaptarse de la mejor y más rápida manera a los cambios geopolíticos significantes...Las rivalidades interinstitucionales forman parte de esta realidad. Una de las tareas pendientes ante la Unión es hacer que el SEAE logre desarrollar una nueva cultura para todos.
Esa debería ser la tarea de Catherine Ashton, la de coordinar y decidir entre las diferentes visiones que los 27 tienen sobre cómo debe ser su red diplomática. Desde el principio, países como Reino Unido apostaron por un papel relativamente limitado y otros, como Alemania o España, porque cada sede del Servicio Exterior sea una auténtica embajada de la Unión Europea.
El SEAE tendrá unas 130 representaciones en todo el mundo, unos cinco mil funcionarios y un presupuesto hasta 2013 de 50.000 millones de euros.
Con todo, la cumbre de Córdoba tiene otros asuntos en el orden del día. El ministro español, Miguel Ángel Moratinos, quiere que se hable de las nuevas potencias emergentes, el papel de la UE de cara a China, India o Brasil, y la actuación europea en el conflicto de Oriente Medio. euroXpress