Barroso premia a los grandes de la UE

El reparto de tareas entre los 27 comisarios de la UE vuelve a demostrar el poder de los Estados sobre el órgano de gobierno de la Unión, que según los Tratados, es un órgano colegiado e independiente.

El presidente Barroso vuelve a colgarse una medalla. Fiel a los poderosos, ha sabido dar a los grandes de la UE las competencias que deseaban y contentar a los pequeños con novedosas o llamativas comisarías que les permitirán, de vez en cuando, salir en la foto. Posiblemente su primera misión sea ésa, conciliar intereses y estrategias, pero la Unión Europea sigue perdiendo oportunidades para convertirse en la casa de los europeos. El que manda, manda.

José Manuel Durao Barroso, presidente de la Comisión Europea/ Foto:UE

Cada ocasión, un tropiezo. Los nuevos comisarios europeos, designados por los Estados, tienen ya repartidas sus competencias y –oh, sorpresa- son aquéllas que precisamente querían los Estados para sus representantes en la Comisión.

El presidente, José Manuel Durao Barroso, cuestionado por su docilidad con los gobiernos de la UE, no enmienda la plana. El reparto de tareas premia a los grandes Estados de la UE. Francia, Alemania y España se llevan «el gordo» de la política económica, cuando ya Reino Unido había tenido su compensación con el nombramiento de Catherine Ashton como «superministra» de Exteriores.

Barroso dice que ha formado «un equipo que puede generar ideas frescas en un momento en el que Europa se enfrenta a sus más grandes desafíos». Será verdad. No se duda de la capacidad de los comisarios, sino del futuro funcionamiento de la Comisión como órgano independiente y colegiado.

Además nadie se corta a la hora de confesar. Un satisfecho Sarkozy agradecía el nombramiento de Michel Barnier como responsable de Mercado Interior de la UE, cuando es pública la presión que él mismo ha ejercido sobre Barroso para conseguirlo. Francia apuesta por una economía más regulada en Europa y ya tiene a «su hombre» colocado en el puesto necesario. Desde esa Comisaría, Francia vigilará de cerca al siempre díscolo Reino Unido con el control de los servicios financieros, el 80% de los cuales pasa por la City londinense.

Aún más, el presidente francés, sin ningún recato, habla de segunda victoria públicamente, porque «nuestros amigos rumanos tienen la cartera de Agricultura» y ya se sabe que Francia está empeñada en preservar una política agrícola europea.

Alemania ha enviado a la Comisión europea a un desconocido, Günter Oettinger. No importa quién sino qué. Su cartera es la de Energía, cuando está por desarrollar una política energética común y una red de gasoductos que garanticen el suministro desde Rusia. Son las bases del negocio.

España gana poder en la Comisión con Almunia en la Comisaría de Competencia. Favor por favor. Tú me apoyas como presidente de la Comisión y yo te subo el nivel.

Italia es quizá quien no ha ganado puntos en el puzle. Ni el país ni su primer ministro están en condiciones de exigir, así que el comisario Tajani pasa a Industria, sin más.

Barroso tendrá a partir de ahora siete vicepresidentes. En el colegio de comisarios habrá 12 conservadores, 8 liberales y 6 socialistas. Catorce nombres repiten y nueve comisarías estarán ocupadas por mujeres.

Todo un engranaje para formar un gobierno europeo que tiene como principal mandato tomar la iniciativa política para esa gran Europa de los ciudadanos que nos han prometido. Si los Estados miembros influyen en su trabajo como cabe sospechar, poco hemos avanzado. ¿O hemos retrocedido? euroXpress