En una corta intervención ante la prensa sin admitir preguntas, Durao Barroso ha dejado claro «Los líderes deben llegar a la reunión diciendo lo que pueden hacer, lo que quieren hacer y lo que harán. No lo que no pueden hacer o lo que no harán». También se ha dirigido al BCE diciendo que tiene un papel que jugar en esta turbia crisis «que todos los actores asuman plenamente su responsabilidad».
El presidente del ejecutivo comunitario ha reclamado una solución «ambiciosa y global» que debe incluir como mínimo medidas que garanticen la estabilidad de las finanzas públicas griegas, que quede bien clara la participación del sector privado, flexibilidad en el fondo de rescate (EFSF) , mejora del sistema bancario griego y liquidez para que la economía funcione.
Representantes de los países de la eurozona han estado desde principios de la semana preparando la reunión. Este miércoles se reúnen el presidente francés, Nicolás Sarkozy y la canciller Merkel y por su parte el presidente de la Comisión europea, Durao Barroso y el primer ministro griego Yorgos Papandreu también preparan juntos la reunión.
Los mercados se mantienen a la expectativa, tienen la esperanza de que se permita al Fondo de rescate comprar bonos gubernamentales en el mercado secundario y que pueda entregar líneas de crédito preventivas a los países en dificultades.
Los que también están pendientes son los bancos, una de las opciones que se barajan es la creación de una tasa específica que se sumaría a las que ya han impuesto en algunos países. Alemania votó el pasado viernes una tasa a los beneficios de los bancos que iría a un fondo que se debería utilizar en caso de bancarrota de una entidad. En Francia hay una tasa desde 2010 que va a las arcas del Estado. Reino Unido también la tiene.
La UE quiere hacer lo mismo, seguiría el modelo alemán, es decir, cubriría una bancarrota bancaria. Hoy mismo el comisario Michel Barnier ha presentado una propuesta dirigida a las entidades bancarias europeas.
Se trata de la aplicación de los acuerdos Basilea III sobre los 8.000 bancos que operan en la UE que acumulan más del 53% de los activos bancarios del mundo. Persigue tres objetivos:
1- obligar a los bancos a tener un mayor volumen de capital y de mejor calidad para que
puedan resistir por sí solos a posibles crisis.
2- Dotar a los supervisores de una mayor capacidad para sancionar cuando detecten que se está formando una burbuja, por ejemplo.
3- Agrupar toda la normativa de forma que se pueda crear un código único para toda la UE.
En esta crisis la Comisión Europea tuvo que aprobar medidas de ayuda por parte de los Estados a las entidades financieras por un importe de 4,1 billones de euros, de los que más de 2 billones se utilizaron en 2008 y 2009.