La Comisión Europea busca mayor protagonismo en la resolución del conflicto libio y sus consecuencias. Su presidente, José Manuel Durao Barroso, ha endurecido el tono de las críticas institucionales europeas para exigir a Gadafi que se vaya, ha prometido apoyo político a los rebeldes libios y más dinero para hacer frente al drama de los refugiados en las fronteras del país.
La Alta Representante y vicepresidenta de la Comisión, Catherine Ashton, ha presentado un informe al colegio de comisarios sobre la situación en el norte de África que define la situación en Libia como «muy preocupante».
En rueda de prensa posterior, Barroso ha afirmado que «las acciones totalmente inaceptables han dejado claro que Gadafi es parte del problema y no de la solución». Ha dicho que Europa está con los jóvenes árabes y que la UE no puede «perder su cita con la Historia».
El jefe del ejecutivo comunitario ha sido tajante al decir que la UE debe hacer todo lo posible para que el líder libio deje el poder, pero sin injerencias. «Un régimen que sistemáticamente mata a sus propios ciudadanos, no tiene las condiciones para permanecer, pero al mismo tiempo queremos que sea una solución encontrada por los propios libios».
Es la primera vez que la UE se pronuncia abiertamente a favor de la salida de Gadafi, aunque ya lo habían hecho algunos líderes de los 27 y el presidente de Estados Unidos. Pero en Bruselas todo va despacio.De hecho Barroso no ha querido pronunciarse sobre una posible intervención militar internacional en el país ni sobre la idea de declarar una zona de exclusión aérea. Estos asuntos los discutirán los jefes de Estado y de gobierno en la cumbre extraordinaria convocada por el presidente del Consejo, Herman van Rompuy, para dentro de nueve días, el próximo 11 de marzo.
Pero la UE se volcará en prestar ayuda humanitaria ante el drama de los 140.000 refugiados que se agolpan en las fronteras libias con Egipto y Túnez. La Comisión aportará 10 millones de euros, 7 más de los previstos inicialmente para ayuda de emergencia.