«Grecia vive un momento extremadamente crítico, un momento excepcional. Y en un momento excepcional se necesita un coraje excepcional por parte de todos. La responsabilidad en democracia no corresponde sólo al Gobierno. La oposición, especialmente el mayor partido de la oposición, tiene también una parte de responsabilidad», ha dicho Barroso en rueda de prensa, horas antes de que el Parlamento griego vote la moción de confianza al nuevo gobierno de Papandreu, el paso previo y necesario para dar el visto bueno al recorte de gastos y a las privatizaciones que le exigen la UE y el FMI.
El desbloqueo de los 12.000 millones que necesita grecia para no suspender pagos el mes de julio y la concesión de un nuevo préstamo para los próximos dos años están pendientes de lo que decida el legislativo griego, donde la oposición conservadora, la que maquilló las cuentas griegas e inició la crisis del país, se propone rechazar el paquete propuesto por el primer ministro con el apoyo de la Comisión Europea, el FMI y el BCE.
Barroso ha advertido de que una alternativa a ese plan de recorte del gasto público sería una «receta para el desastre». «No hay alternativa. Si alguien piensa que sin el programa negociado con la UE y el FMI se podrá encontrar otra cosa o que hay un plan B, es falso. La UE y el FMI no aprobarán otro programa».
Tras la amenaza pública, el presidente de la Comisión ha querido mostrar la cara buena de la UE y ha pedido solidaridad con Grecia a los socios comunitarios, por su propio interés. «Una crisis importante en Grecia sería también una crisis importante en Europa», ha dicho.
Como muestra de buena voluntad, Barroso ha anunciado que pedirá a los líderes europeos en la cumbre de esta semana que faciliten a Grecia la posibilidad de acceder a los 1.000 millones de euros que le corresponden hasta 2013 en fondos estructurales.