En declaraciones al diario alemán Bild, Barroso afirma que un informe de la Comisión Europea de 1998 expresaba claramente que Grecia no cumplía las condiciones para estar en el euro. No se articularon medidas de control sobre las cifras presentadas por Atenas, se impidió imponer sanciones a los países con excesiva deuda y hubo «presiones políticas masivas» para su incorporación a la eurozona.
La cuestión es que ahora, dice Barroso, se «exageran en ocasiones los riesgos y se provocan reacciones de pánico». La UE no había previsto la posible bancarrota de un Estado y no estaba preparada para afrontar una situación así. «Este es un territorio nuevo para nosotros y estamos discutiendo soluciones que realmente no han sido probadas antes».
Pendiente todavía el informe de los expertos de la CE, el FMI y el BCE, Barroso confía en que se libere el nuevo tramo de rescate que Grecia necesita: «Estamos convencidos de que una insolvencia de Grecia no sería precisamente más barata para todos los implicados que el paraguas de rescate ahora ampliado».