Los ciudadanos europeos que se establecen en otros países de la Unión para buscar trabajo, son más jóvenes que la media y tienen más posibilidades de encontrarlo. Son algunas de las conclusiones a las que llega el estudio realizado por un organismo independiente, que muestra las consecuencias a nivel local de la libre circulación de las personas en el seno de la UE.
El movimiento de estos jóvenes en edad de trabajar, ha beneficiado a las seis ciudades estudiadas. En Barcelona, por ejemplo, el 56% de los ciudadanos de otro Estado tienen entre 25 y 39 años, un nivel de estudios alto, y no solo se han integrado sino que han contribuido a aumentar el sector servicios en la economía local.
Según el estudio, los ciudadanos que se desplazan a las ciudades para encontrar trabajo son más jóvenes y activos que la población local. Su presencia en las urbes permite afrontar el reto del envejecimiento de la población y de la disminución de la población activa y aumentan la mano de obra del mercado laboral local. En el informe se destaca que su participación va desde aceptar puestos de trabajo menos cualificados o en el lanzamiento de nuevas empresas como es el caso de Turín o Hamburgo, pero también contribuyen al crecimiento de nuevos sectores, especialmente las TIC -como es el caso de Dublín-.
Las seis ciudades estudiadas favorecen un ambiente de inclusión y potencian una cultura de acogida, especialmente la ayuda al aprendizaje de la lengua y al fomento del diálogo y la interacción intercultural entre los ciudadanos. Barcelona destaca en iniciativas para luchar contra los tópicos sobre los extranjeros y en la formación de profesores de las escuelas para hacer frente a aulas con alumnos de diferentes culturales.
La vicepresidenta de la Comisión Europea, Viviane Reding, ha destacado que este hecho muestra que «la libre circulación es una ventaja para Europa, sus ciudadanos y la economía nacional. Las seis ciudades estudiadas en el informe muestran que es posible y bueno potenciar la libre circulación de personas». La comisaria de Justicia y Derechos Fundamentales ha insistido en que la «Comisión continuará ayudando a los estados miembros a superar los retos que supone la libre circulación». «Estoy impaciente en ver como el resto de Europa se inspira en estas buenas prácticas», ha dicho Reding.
Pero también hay aspectos negativos, que muestran las dificultades que todavía existen para la libre circulación de las personas. Por ejemplo, muchos de ellos sufren diferencias salariales en relación a la población autóctona, y a pesar de que trabajan y pagan impuestos, los ciudadanos de otros países comunitarios tienen desventajas en materia de vivienda y escolarización de los hijos.
El estudio se ha presentado ante representantes de un centenar de ayuntamientos y autoridades locales europeas, que han abordado los retos y oportunidades que comporta la libre circulación de ciudadanos comunitarios en toda la Unión Europea. Los investigadores han analizado las políticas dirigidas a la inclusión económica y social de los ciudadanos que ejercen su derecho a moverse libremente por todo el territorio europeo, y las iniciativas para potenciar una actitud positiva hacia los extranjeros. Otras políticas analizadas están relacionadas con la ocupación, la vivienda, la educación y la participación en la vida urbana.
Informe sobre las buenas prácticas en las seis ciudades estudiadas