Bancos de leche humana, de Brasil para el mundo

La leche materna es el mejor alimento que puede recibir un bebé y puede salvar la vida a los prematuros. De ahí, la importancia de los bancos de leche humana, unos centros que reciben y custodian la que donan las madres que producen más leche de la que necesitan su bebés. Brasil se ha convertido en exportador de estos centros.

Un bebé prematuro al que están alimentando
Bebés como esta necesitan la ayuda del banco de leche humana/ Foto: Manipadma Jena/ IPS

RÍO DE JANEIRO, (IPS) - La brasileña Cíntia Rose Regis, de 23 años, está amantando a su hija Zelda, de 16 meses. Pero desde hace un año dona parte de su leche. Y cada semana entrega unos 600 mililitros.

Fue su pediatra quien le sugirió que lo hiciera. «Mientras mi hija siga mamando y estimulando mi producción de leche, voy a seguir donando». «Nunca he visto en persona a los bebés prematuros que la reciben, pero con solo saber que quizá salvé a algunos, estoy gratificada», dice. «Es una cuestión de conciencia. Si tengo y puedo tirar, ¿por qué no donarla?», agrega emocionada.

Para ella, este acto es un ejemplo que vale la pena. Si tuviera un segundo hijo, volvería a ceder parte de su leche a otros bebés, asegura.

Cualquier mujer que produzca un volumen de alimento superior al que consume su hijo puede donar el excedente. Y Brasil tiene infraestructura para que este acto privado de solidaridad adquiera impacto social y sanitario: una red nacional de bancos de leche humana.

La potencia sudamericana se está convirtiendo en http://ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=97393» referencia internacional en la materia y exporta a 23 países técnicas de bajo coste para implantar bancos de leche humana, una herramienta eficaz para combatir la mortalidad infantil asociada a la falta de un alimento irreemplazable.

A partir de la iniciativa brasileña, hay 238 bancos que incentivan y reciben donaciones en varios países de América Latina, la península ibérica e incluso en África. De esos, 210 se distribuyen en todos los estados de Brasil.

En lo que va de 2012, en Brasil se recolectaron más de 97.000 litros de 86.000 mujeres donantes, que alimentaron a 108.000 bebés. El año pasado, se recibieron más de 165.000 litros donados por 166.000 madres que ayudaron a casi 170.000 niños y niñas.

La ley brasileña exige a la donante estar sana y no ingerir medicamentos. Las pautas incluyen recomendaciones sencillas de higiene personal y del entorno, como elegir un lugar tranquilo, limpio y alejado de animales, mantener limpias las manos, emplear un recipiente esterilizado y conservar la leche en congelador.

El alimento donado a un banco de leche pasa por un proceso de selección, clasificación y pasterización y luego es distribuido, «con calidad certificada», a los bebés internados en unidades neonatales.

Este país de 192 millones de habitantes «construyó la mayor y más compleja red de bancos de leche humana del mundo», nos dice el experto João Aprígio Guerra de Almeida. «No trabajamos solo en la recolección y distribución. Tenemos casas de apoyo al amamantamiento, mecanismos de control de calidad, indicadores nutricionales, de monitorización y consultas», agregó Almeida, coordinador de la Red Brasileña e Iberoamericana de Bancos de Leche Humana.

Distintos gobiernos llevan apostando por este esfuerzo desde hace 30 años, a través de investigaciones de la Fundación estatal Oswaldo Cruz (Fiocruz).

En 1985, Fiocruz instaló el primer centro latinoamericano de investigación en leche humana, que buscaba entender las características biológicas, físico-químicas e inmunológicas de este alimento. «Notamos que ese trabajo se podía transformar en una gran estrategia sanitaria para promover condiciones que permitieran reducir los absurdos índices de mortalidad infantil que teníamos en Brasil», dice Almeida, investigador de Fiocruz. «Eran números alarmantes, muy superiores a la media mundial».

A partir de los años 90, el país logró disminuir en un 73 por ciento las muertes infantiles, y este año alcanzó una meta fijada por los Objetivos de Desarrollo del Milenio: reducir en dos tercios la mortalidad de menores de cinco años entre 1990 y 2015. «Por nuestro trabajo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció a Brasil como el país que más contribuyó a la caída de ese indicador», asegura Almeida.

Antes de este esfuerzo, «éramos totalmente dependientes del Hemisferio Norte. Para procesar la leche, debíamos importar equipos de Europa y de Estados Unidos, que costaban unos 35.000 dólares de entonces», recuerda.

La cooperación internacional comenzó en 2007. Hoy, países como Argentina, Bolivia, Ecuador, Paraguay, Venezuela y Uruguay ya cuentan con infraestructura para captar y distribuir donaciones de leche materna «Apoyamos y asesoramos la creación de estos bancos y entrenamos a profesionales», continúa Almeida.

Al ampliarse la iniciativa al ámbito iberoamericano, Portugal y España entraron en el circuito y se beneficiaron de una inusual transferencia de tecnología Sur-Norte. La creación de bancos de leche «se internacionalizó, y en 2007 los presidentes de los países de Iberoamérica decidieron convertirla en una acción intergubernamental», dice.

Así, en la cumbre celebrada ese año en Santiago se creó el programa iberoamericano de bancos de leche humana. El primer banco español se instaló en Madrid. Y en Portugal, la maternidad lisboeta Dr. Alfredo da Costa recibió una instalación similar en 2008.

El primer país africano en adoptar este sistema fue Cabo Verde, cuyo banco de leche empezó a funcionar en agosto del año pasado. Misiones de Fiocruz estuvieron en Mozambique y en Angola en 2010 y 2011, donde ya hay proyectos comenzando a funcionar.

Todo este esfuerzo apunta a la voluntad de donar. Brasil promueve que se adopte el 19 de mayo como Día Mundial de la Donación de Leche Materna. «Fue ese día de 2005 cuando se produjo aquí el primer acuerdo, firmado por 13 países y organizaciones internacionales, para crear una red internacional de bancos de leche», explica Almeida.

En Río de Janeiro, el Instituto Nacional de Salud de la Mujer, el Niño y el Adolescente Fernandes Figueira (IFF) es la unidad de Fiocruz especializada en atención neonatal y recepción de leche.

Rosane Xavier, de 35 años, enfermera que trabaja en el laboratorio prenatal del IFF, estimula a las madres a amamantar y, si pueden, a donar leche. Ella misma amamanta a su primer hijo, de dos años y dos meses, y es donante. «Cuando la producción de leche es abundante, invito a la madre a que done. Hay que entender la importancia de este alimento para los niños y los bebés prematuros».

Xavier asegura que donar algo tan personal como la leche materna trae beneficios a las dos partes. Para la mujer, la ventaja consiste en retirar la leche sobrante, que puede causar algunos problemas si se acumula. Para el bebé receptor, implica menos enfermedades y un mejor crecimiento.

«Cuando no se amamanta a un bebé, no se desarrolla con la misma calidad del que sí lo es», describe Xavier. «Hay un mayor desarrollo mental, del habla, de la dentición y de la inmunidad».