El secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, ha lanzado estos días un llamamiento, no exento de polémica. Los medios de comunicación no deberían centrar su atención en los actos incendiarios La alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay, también se ha mostrado molesta con la cobertura informativa de las manifestaciones multitudinarias en los países árabes sobre el video de Mahoma, y sostiene que la mejor forma de lidiar con las provocaciones, incluida la intolerancia religiosa, es ignorarla, y subrayó, «eso es lo que no hacen los medios precisamente».
«Actos deliberados y repugnantes como estos deberían verse privados del oxígeno de la publicidad», urgió, refiriéndose a la reacción en el mundo islámico por un vídeo ofensivo hacia el profeta Mahoma, a la guerra civil de Siria, a los atentados suicidas en Iraq y Afganistán y a las manifestaciones violentas en Pakistán. En un Foro de Alto Nivel, el director general de IPS, Mario Lubetkin, recordó que la Asamblea General de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), en su Declaración sobre una Cultura de Paz, hizo un llamamiento a un mejor entendimiento, a la tolerancia y a la cooperación entre los pueblos mediante, entre otras cosas, un apropiado uso de la tecnología y el flujo de la información.
La resolución, adoptada por consenso en 1999, también apoya el importante papel y la contribución de los medios en la promoción de una cultura de paz y garantiza la libertad de prensa, así como de información y comunicación. Lubetkin destacó que se podrán hacer muchos análisis sobre los cambios tecnológicos que experimentaron los medios y, en especial Internet, en los últimos años, pero sin duda «podemos asegurar que los valores e ideas que la Asamblea General promovió en 1999 siguen siendo totalmente válidos en la actualidad, en septiembre de 2012».
Pero no se trata de las herramientas sino del contenido, qué se transmite, pues las vías de divulgación se han multiplicado de forma exponencial y esto no puede ser tarea de una única organización, país o comunidad, subrayó. «Se trata de tener la capacidad de generar todo tipo de asociaciones para impulsar ideas de comunicación participativa, de crear mayor conciencia sobre asuntos relacionados a la cultura de paz entre millones de personas», explica.
El director general de IPS añade que «cuando decimos asociaciones, no solo pensamos en las acciones de los medios, que, sin duda, son el elemento clave. Nuestra experiencia nos muestra que estamos en una etapa en la que los medios, la sociedad civil y las organizaciones nacionales e internacionales deben asociarse de forma activa, pues la comunicación es responsabilidad de todos, no solo de expertos».
Natalie J. Goldring, investigadora del Programa de Estudios sobre Seguridad de la Facultad Edmund A. Walsh de Servicio Exterior, de la Universidad de Georgetown, asegura que, en el mejor de los casos, los grandes medios de comunicación ofician de intermediarios, investigan acusaciones de gobiernos y ciudadanos con el poder de diseminar los resultados y obligar a que se asuman responsabilidades. Pero «por desgracia, muchos periódicos han reducido su cobertura mundial en los últimos años. Algunos, incluso, cerraron sus oficinas internacionales. Los grandes medios parecen apuntar cada vez más a realizar un seguimiento puntual, en vez de prestar atención de forma consistente a los grandes asuntos globales importantes», añade Goldring, quien también es portavoz del Acronym Institute.
El concepto de una cultura de paz integra temas de desarme, resolución de conflictos y de seguridad humana. Es una tarea increíblemente ambiciosa, pero también extremadamente importante. Cada uno de los asuntos requerirá de un esfuerzo sostenido de la comunidad internacional. Para Goldring los medios también pueden contribuir a los esfuerzos hacia el desarme cubriendo, y a menudo amplificando, el trabajo de las Organizaciones No Gubernamentales.
Se lamenta que por desgracia, muchos medios le prestan mucha más atención y dan mayor credibilidad a las declaraciones de gobiernos que a las de ONG. Estas asociaciones realizan un trabajo fundamental en el terreno, tratando de prevenir conflictos, reducir los costes cuando estos estallan, y ayudar a la resolución de los mismos. También son responsables de concentrar la atención internacional en cuestiones como el generalizado e ilícito comercio de armas pequeñas y ligeras y la devastación que causan. Compartir historias de logros en una región puede mejorar las perspectivas de éxito en otras. Los medios internacionales de comunicación pueden ofrecer la información necesaria para colaborar con esos esfuerzos, remarca Goldring.
Cora Weiss, presidenta del Llamamiento por la Paz de La Haya y actual representante en la ONU de la Oficina Internacional por la Paz, señala algunas amenazas que se ciernen sobre la paz, incluido el creciente gasto militar, el calentamiento global y la violencia contra las mujeres. Weiss alertó a los periodistas de que «también hay buenas noticias». Recuerda que India y Pakistán suscribieron un nuevo acuerdo de visados, y el gobierno de Colombia y las guerrillas de las FARC dan pasos concretos en busca de la paz tras casi 50 años de enfrentamiento armado. «La ONU decretó el fin de la esclavitud, del colonialismo y del apartheid (en Sudáfrica). Llamó por unanimidad a una Cultura de Paz, y su misión es 'salvar a las futuras generaciones del flagelo de la guerra'. «Es hora de abolir la guerra».