Impresionante el partido realizado por la selección española en la final de su mundial. España no dio ninguna opción a una selección de Dinamarca que partía como favorita para hacerse con el oro. Nunca antes había terminado un partido en una final de un mundial de balonmano con una diferencia de 16 tantos. El marcador final de 35-19 no fue un mero espejismo, sino que refleja la exhibición de los de Valero Rivera que pasarán a la historia, no solo por el oro, sino por la forma de conseguirlo.
España salió a la pista con las ideas muy claras y con la intención de luchar con todas sus fuerzas para llevarse el oro, para convertirse en «los Reyes» del balonmano mundial. Y todo empezó a funcionar a la perfección desde el principio, con un magistral y exultante trabajo de la defensa española, que alcanzaba por momentos la excelencia del balonmano y que catapultaba los contraataques para, de esa forma, decantar la diferencia de juego y goles a favor del combinado español.
La potentísima selección danesa no encontraba la manera de parar la avalancha española, lo que hizo que sus jugadores no pudieran desplegar los amplios recursos que habían demostrado tener durante todo el campeonato y desaparecieran por completo del partido.
Con una diferencia de 8 tantos a favor de los «Hispanos» (18-10) finalizó una primera parte magistral para los chicos de Valero Rivera. Sólo quedaban 30 minutos para la gloria.
Pese a la gran ventaja en el marcador, los jugadores españoles salieron a la pista en la segunda mitad con la misma intensidad que al comienzo del partido. No querían sorpresas de última hora.
Los minutos pasaban y España no solo conservaba la renta conseguida en la primera mitad, sino que ésta seguía creciendo, ante el asombro de un equipo danés que lo único que quería era que finalizara el encuentro y olvidar cuanto antes el duro correctivo que estaba recibiendo por parte de los anfitriones.
Grandísimo el juego de equipo desplegado por el conjunto español en esta final del mundial, pero sin duda hay que destacar al guardameta nacional Sterbik que estuvo sublime en su actuación, con unos porcentajes de paradas altísimos. Solo recibió dos goles en los primeros 15 minutos de la reanudación. Ya con el marcador de 33-16, el entrenador decidió dar entrada al otro gran portero de la selección, Sierra, para que Sterbik se llevara una gran ovación del Palau Sant Jordi de Barcelona, que era toda una fiesta.
Los más de 12.000 seguidores que abarrotaban las gradas disfrutaban de lo lindo con todo lo que estaba aconteciendo. En los minutos finales, Valero dio entrada a los jugadores menos habituales para que también se sintieran protagonistas de la gran victoria que pasaría a la historia del balonmano español y mundial.
«Demasiado bonito para ser realidad»
Triunfo final por un contundente 35-19 que sirve a los españoles para hacerse con el oro en este campeonato del mundo disputado en casa y el segundo en su haber después del cosechado en 2005 en Túnez, además de saborear la revancha ante los escandinavos, verdugos de España en el anterior mundial y en el europeo.
Las reacciones en el equipo, como no podían ser de otra forma, han sido de entusiasmo, pero también de sorpresa por la superioridad ante un equipo como Dinamarca. Sterbik confesaba que temían a un rival de más categoría: «después de haber visto cómo habían ganado a Croacia, teníamos miedo».
De modo que el brutal resultado permite al capitán, Entrerríos, despedirse «por todo lo alto» de la selección nacional: «ya no tengo razones para no retirarme». Al entrenador, Valero Rivera, le costaba asumir lo que «parece un sueño». Reconocía que los daneses no han acertado, mientras los españoles han estado «increíbles en defensa y en ataque...Será difícil que lo podamos hacer mejor. Es demasiado bonito para ser realidad.»