Por Santiago Pérez (Rio de Janeiro)
La primera potencia económica latinoamericana continúa perdiendo dinamismo. Pasada ya la «excitación» mundialista la agenda brasileña volvió a focalizarse en las problemáticas locales, las cuales, en líneas generales, son las mismas que afectaban al país antes del inicio del torneo.A días del inicio del tan esperado Mundial, la situación social en Brasil no da respiro. A las manifestaciones de la pasada semana en São Paulo, Rio de Janeiro y Belo Horizonte se le suma ahora una ola de huelgas que afecta el normal funcionamiento del país.
Si Brasil se abriera a los dos mayores mercados mundiales (Estados Unidos y la Unión Europea), el comercio exterior del país experimentaría un crecimiento de 86.000 millones de dólares, un 18% más de las transacciones de hoy en día. El resultado neto de estos hipotéticos tratados de libre comercio sería de un déficit de 600 millones, cifra relativamente pequeña para una economía del tamaño de la brasileña. Las exportaciones crecerían en 42.800 millones y las importaciones superarían los 43.400 millones.
Por Santiago Pérez / Rio de Janeiro
La caída de Víktor Fédorovich Yanukovich al frente del gobierno ucraniano generó movimientos en la estructura de poder de la más alta política internacional. Con su alejamiento, Moscú perdió un confiable aliado, quien protegía sus intereses y mantenía al país del este europeo bajo la esfera de influencia del Kremlin. El asenso de Oleksandr Turchínov a la presidencia y su intención de acercamiento a occidente dispararon, en forma virtualmente automática, los mecanicemos de defensa rusos.