La derrota del Partido Laborista en las elecciones británicas del 7 de este mes es otra señal de la crisis a la que se enfrentan hoy las fuerzas de izquierda, al margen de la cuestión de cómo, bajo el sistema electoral británico, los laboristas que en realidad han obtenido más votos, han reducido su número de escaños en el nuevo Parlamento, 24 menos que los 256 de la anterior legislatura.
«Occidente» es un concepto que prosperó durante la Guerra Fría (1947–1991). El Este personificaba el mal contra el que todos los países democráticos -léase Occidente- estaban llamados a combatir. Recuerdo mi discusión en 1982 con Elliot Abrams, subsecretario de Estado durante la administración estadounidense de Ronald Reagan. Abrams decía que en ese momento de la historia, su país encarnaba al auténtico Occidente.
Los resultados de una reciente encuesta sobre el pensamiento de 3.500 jóvenes de entre 18 y 24 años en todos los países árabes, excepto Siria, acerca de la situación actual en Oriente Medio y África del Norte, revelan que la gran mayoría de ellos no tiene confianza en la democracia. La encuesta también contribuye a explicar por qué tantos jóvenes se sienten atraídos por el grupo extremista Estado Islámico.
El informe «Perspectivas de la Economía Mundial», publicado este mes por el Fondo Monetario Internacional (FMI), confirma que las consecuencias del colapso del sistema financiero, que comenzó en 2008, siguen siendo graves. Este cuadro se acentúa por el envejecimiento de la población, no solo en Europa sino también en Asia, la desaceleración de la productividad y la débil inversión privada.
Gran Bretaña ha sido acusada de «sonambulismo» en la crisis de Ucrania. La imputación viene nada menos que de la Cámara de los Lores, que normalmente no está considerada como un dechado de análisis crítico.
En un severo informe, la Cámara de los Lores ha observado que Gran Bretaña e igualmente el resto de la Unión Europea (UE) han actuado como sonámbulos al abordar un problema muy complejo sin ver las posibles consecuencias, permitiendo que los burócratas tomen decisiones políticas cruciales.
La reelección de Benjamin Netanyahu abre una serie de problemas, con evidentes consecuencias para Oriente Medio y el resto del mundo, al dar nuevas fuerzas al fundamentalismo, debilitar seriamente a la Organización para la Liberación de Palestina y proporcionar nuevo vigor al movimiento radical Hamas. Al analizar la clara victoria de Netanyahu, el diario israelí Harez sostiene que 200.000 electores hicieron posible el triunfo del partido Likud debido al miedo, haciendo especial hincapié en que la mayoría de quienes cambiaron su decisión a última hora, tienen menos de 35 años.
Roma, IPS) - Durante largo tiempo, los estadounidenses han creído firmemente que su país tiene un destino excepcional y mantienen esa convicción en la actualidad a pesar de que su sistema político se ha vuelto totalmente disfuncional.
Los tres pilares de la democracia estadounidense -los poderes legislativo, ejecutivo y judicial- ya no se dirigen la palabra, por lo que el diálogo o la posibilidad de llevar a cabo una política bipartidista prácticamente ha desaparecido.