¡Que ironía! Tengo que reconocer que estoy celoso; en realidad todos los europeístas lo estamos. Tantos años de trabajo en pos de la unión política europea, de batalla por las ideas , de búsqueda de consensos, de combatir la renacionalización del discurso político; tantos años venerando a los padres Schuman y Monnet , de agitar su teoría de la pequeñez de los estados para asegurar prosperidad y la necesidad de crear una unidad económica común, tantos años... Y nadie ha hecho más por la unión política europea que los mercados. Sí, los mercados. Ni la idolatrada y nonata constitución europea, ni su heredero el Tratado de Lisboa. ¡El mercado!