«Fuertes juntos, amamos a Israel y confiamos en el ejército», reza uno de los numerosos carteles con leyendas similares y adornados con los colores nacionales israelíes en las ciudades y carreteras de todo el país, mientras este viernes fracasaba la última tregua provisional en el conflicto en Gaza. El llamamiento al patriotismo y la solidaridad indiscutidas representa un abrazo de oso para quienes cuestionan los méritos y la moralidad de la última embestida de Israel contra Gaza.
La tradicional práctica israelí de etiquetar productos elaborados en sus colonias como «Hecho en Israel» genera una oposición aún mayor a la ocupación. Los asentamientos judíos en territorios palestinos están considerados como una violación del derecho internacional. Sin embargo, en Israel no se ve así. Los consumidores no saben donde están hechos los productos.
El colono judío Gadi Blumenfeld distribuye machetes a 15 trabajadores palestinos en el valle del Jordán y les enseña a sacar las espinas a las hojas de las palmeras. «Quizás me ataquen por la espalda, pero gracias a la agricultura mantenemos el área libre de terroristas», afirma.
El destino de esta árida franja de tierra, hogar de 56.000 palestinos y 7.000 colonos judíos, es tan incierto como la lluvia.
Israel quiere reposicionarse como un centro de trasbordo y una vía de paso para el comercio al resto de Medio Oriente, aunque mantiene conflictos diplomáticos y políticos con muchos países de la región. Las empresas israelíes esperan que las importantes reformas en la infraestructura que ha iniciado el gobierno impulsen el comercio con el mundo árabe, mientras la guerra civil paraliza las rutas de tránsito de Siria y los cambios políticos en Egipto podrían afectar la seguridad en el canal de Suez.
Israel sigue instando a las potencias que negocian con Irán a no aceptar menos que un desmantelamiento completo del programa nuclear de ese país. Sin embargo, el primer ministro Benjamín Netanyahu se vería obligado a moderar su demanda.
De pie frente al rincón que improvisó en una habitación de su casa para homenajear a sus hijos muertos, Tzion Swery se dice a sí mismo: «Qué irónico que recordemos el 12 aniversario de su muerte este martes, justo cuando Israel empieza a liberar prisioneros palestinos».
Las renovadas conversaciones de paz entre palestinos e israelíes son posibles gracias a que todas las partes involucradas en el proceso se dan cuenta de que el aislamiento diplomático constituye una amenaza estratégica para Israel.