Líbano ha cerrado sus fronteras a las decenas de miles de palestinos que viven en Siria y que buscaban seguridad y una posible vía de escape hacía Europa tras quedar desplazados por la violencia de la guerra civil en el vecino país que dura ya más de tres años .
El año pasado, más de 50.000 palestinos huyeron de la violencia, el caos y la indigencia en Siria para refugiarse en Líbano. Una gran mayoría han terminado viviendo en la pobreza extrema, atrapados en la inseguridad crónica.
Muchos ni siquiera saben si podrán continuar viviendo en el país durante el año que se inicia, al ya que se les están negando las garantías de residencia legal.
La escasez de alimentos ha alcanzado niveles extremos en el campamento para refugiados de Yarmuk, en la capital siria. Los líderes religiosos islámicos han tenido que emitir una «fatua» (edicto) permitiendo matar y comer gatos, perros, ratones, ratas y monos.