El antiguo coronel del ejército de Croacia, Ante Gotovina y el antiguo ministro adjunto del Interior Mladen Markac, han sido absueltos por el TPIY, después de que fueran condenados a 24 y 18 años de prisión. Gotovina fue detenido en 2005 en Tenerife y Markac se había entregado voluntariamente en 2004. La sala había estimado que habían participado en una «empresa criminal conjunta» contra los serbios.
A las 18.30 de la tarde del domingo había votado el 51% de los serbios llamados a las urnas. Finalmente fue el 60%. Puede que la clase política serbia diera un suspiro de alivio al superar el 50%, pero los datos son cuanto menos desalentadores. El desencanto con la clase política serbia es manifiesto y no hay mejor termómetro para saber la legitimidad de un sistema que atender a su nivel de abstención.
Los conflictos armados descienden la condición humana a los infiernos de la forma más cruda, como lo relató el escritor francés Céline; convertir la vida de una persona en una mísera existencia, insignificante, el sufrimiento y agonía final de hombres y mujeres. Un desierto para la razón.
En la guerra todo vale y no está de mas recordarlo cada cierto tiempo, no vaya a ser que llegados a cierto extremo le perdamos el respeto. Las guerras ofrecen el mejor de los escenarios para los peores instintos, y la historia de la infamia está de forma inequívoca plagada de ellos. Ratko Mladić va más allá.
Kosovo tiene desde este mes una nueva presidenta. Atifete Jahjaga, hasta ahora subdirectora de policía, ha sido nombrada por acuerdo de las principales fuerzas políticas y con el dedo de Estados Unidos. El país más pobre de Europa, independizado de Serbia unilateralmente en 2008 y tutelado por la UE, se ve estancado en un proceso de transición difícil, sin el reconocimiento unánime de los 27, con una economía dependiente de la ayuda exterior, en medio de una crisis institucional, con cada vez más casos de corrupción y con un primer ministro acusado de tráfico de órganos humanos por el Consejo de Europa.
Kosmos? Gdesmos? Stasmos? Los serbios del siglo XXI se preguntan aún quiénes son, dónde están, qué son. Una Historia de guerras, revoluciones, imperios, dictaduras, religión y nacionalismos pesa en el actual paisaje democrático con el que presentan credenciales en Europa. Toda una cultura propia que condiciona la identidad serbia y los planteamientos de su integración en la UE. En la ciudad de Novi Pazar, la OSCE ha organizado una conferencia para debatir sobre esos asuntos. El lugar era el adecuado, el corazón de las identidades europeas.
Las últimas estadísticas del Gallup Balkan Monitor sobre la percepción de la situación política, económica y social en las sociedades balcánicas reflejan cierta desilusión. El desempleo, la corrupción y la crisis económica mal gestionada por los gobiernos locales son motivos de preocupación. Aunque un futuro en la UE se ve lejano y el apoyo hacía la integración europea ha descendido, este objetivo sigue siendo el deseo de una mayoría de la población.